Sandra Moñino:
“El estrés inflama y eso, a su vez, hace que estemos aún más estresados”
Ni ‘thriller’, ni aventuras. El libro que lidera el ranking de ventas en Amazon no tiene nada que ver con la ficción, sino que está relacionado con el ámbito de la salud. ‘Adiós a la inflamación’ (editorial HarperCollins) es un manual en el que Sandra Moñino ofrece pautas para entender un problema más común de lo que cabría pensar.
El libro se puso a la venta el 20 de marzo, tiempo suficiente para que te hayan llegado reacciones. ¿Qué valoración haces de esta acogida?
Muy buena. Lanzamos la preventa el 18 de febrero y ya tuvo una aceptación increíble. Soy consciente de que tengo muchos seguidores en redes sociales como Instagram, pero a la hora de comprar un libro exige un paso más. No esperaba esa reacción de la gente, el libro estuvo entre los más vendidos, primero en Amazon y después en las librerías. Estoy muy contenta y agradecida a la gente, ya que a través de esa acogida y esas recomendaciones que hacen el libro sigue el número uno en Amazon.
¿Qué te llevó a escribirlo?¿Percibes en la consulta que la inflamación es un problema de primer orden?
Sí. Realmente llevo trabajando 7 años con pacientes, me he dado cuenta de que la inflamación está relacionada con todo, es una respuesta de nuestro cuerpo frente a lo que interpreta como un ataque, si estamos expuestos constantemente a factores que nos inflaman, nuestro cuerpo acaba generando una inflamación crónica a nivel intestinal y, como ya sabemos, el intestino es nuestro segundo cerebro, es la base que se relaciona con todo nuestro cuerpo. Veía a personas que padecían una enfermedad degenerativa, como puede ser la esclerosis múltiple, u otras autoinmunes, como una psoriasis o artritis, y que mediante la alimentación mejoraban tanto que incluso los médicos les bajaban dosis de medicación. Ahí me di cuenta de que era algo a lo que debía dar voz, hay mucha información al respecto, pero apenas se habla de ello. Por eso decidí escribir el libro. Es un tema que trato mucho en redes sociales, pero sé que hay mucha gente que no está en ese ámbito. La verdad es que está gustando mucho, me llegan comentarios sobre lo sorpresa que genera los cambios que podemos lograr a través de la alimentación, como la predisposición de nuestros genes.
La inflamación es un asunto sobre el que no se hablaba años atrás. ¿Es un problema derivado de nuestro estilo de vida actual o simplemente antes no se diagnosticaba?
La inflamación siempre ha estado ahí, lo que sí es cierto es que apenas se hablaba, sucede como con la microbiota, que ahora está de moda pero cuando acabé la carrera nadie sabía prácticamente qué era, de hecho mi TFG versó sobre ello e incluso mi profesor me aconsejó que no lo hiciera porque no había demasiada información al respecto y me iba a costar más. Esos desequilibrios siempre han estado ahí, pero no se han profundizado sobre ellos. Es importante hablar más sobre ello.
¿Nos tomamos poco en serio este problema?
Sí, la verdad es que no le damos la importancia que tiene. La repercusión en tu vida de un cambio de alimentación no es a corto plazo, si te alimentas bien en una primera semana apenas percibes cambios. Puede haber una mejora en tus dolores de cabeza o en tu piel, pero muchas veces no lo asocias a que tiene que ver con el cambio de alimentación. La mayoría de la gente que hace cambios en su alimentación es solamente con el objetivo de mejorar su composición física, y eso, al fin y al cabo, no es motivador. Si viéramos cómo influye en nuestra salud y cómo repercute en la predisposición genética a la hora de evitar patologías, no lo dudaríamos.
¿Qué papel juegan en la inflamación los factores genéticos?
Hay tantos avances que no se puede decir un sí rotundo, pero podemos modificar los genes mediante la regulación de la inflamación a través de la alimentación y hábitos antiinflamatorios. Por ejemplo, si tienes predisposición para tener una diabetes, puedes cambiarlo a través de la modificación de la alimentación. Este ejemplo es obvio, la diabetes está muy ligada a la alimentación, pero también se puede dar en enfermedades autoinmunes para evitarlas o, en el caso de que se desarrollen, para que sea mucho más leves. Por eso digo que los factores genéticos influyen, pero tenemos una parte que depende de nosotros.
Sobre esos malos hábitos alimenticios, ¿cuál es el error más frecuente, aquel que nos lleva irremediablemente a la inflamación?
El alimento más inflamatorio es el azúcar, y lo es por varias vías: es ideal para las bacterias que tenemos en el intestino y para generar resistencias a la insulina a través de picos elevados de glucosa en sangre, lo que, a su vez, hace que se acumule mucha más grasa en nuestro cuerpo y, por tanto, los órganos se inflaman dando pie a hepatitis, hígado graso, pancreatitis, colesterol elevado... Muchas veces pensamos que el sustituto ideal son los edulcorantes, de hecho solemos pedir bebidas con cero azúcares con esa idea, pero no es la solución, ya que los edulcorantes endulzan hasta 300 veces más que el azúcar, es un bomba en el cuerpo. Otros alimentos que también inflaman mucho son las grasas hidrogenadas o grasas vegetales, como por ejemplo el aceite de girasol, sobre todo tras el aumento de precio del aceite de oliva virgen extra. Ojo, las grasas no son insanas, solo aquellas que aparecen las vegetales que vienen de aceites diferentes al virgen extra, las grasas son necesarias y unas grandes desconocidas.
Los perjuicios del azúcar y esas grasas vegetales son conocidos, no tanto el hambre emocional. ¿Estamos ante uno de los grandes problemas de la actualidad?
El estrés inflama y eso, a su vez, hace que estés más estresado, es un círculo vicioso que se retroalimenta. Muchas veces es difícil reducir el estrés, pero al menos si compensas con un estilo de vida saludable puedes evitar más estrés a través de la inflamación. Hay una estrecha relación entre intestino y cerebro, cuando nos ponemos nerviosos nos ruge el estómago, nos descomponemos y tenemos que ir al baño... algo que piensas te acaba afectando a nivel intestinal. Ese proceso también se da en sentido contrario, cuando tu intestino se siente mal lo transmite al cerebro, por lo que problemas de ansiedad, de estrés e incluso de depresión pueden estar relacionados con una mala salud intestinal.
En relación a la celiaquía, llama la atención el concepto que abordas de falsos negativos en los diagnósticos.
Normalmente, cuando te sometes a un proceso de diagnóstico de celiaquía, te miran parámetros de inmunidad. Si no estás constantemente expuesto al gluten o si no desarrollas síntomas muy fuertes no van a aparecer los anticuerpos en sangre. Por tanto, se pueden dar casos de gente con diagnóstico negativo que realmente es celíaco y sigue con esos problemas en su día a día. Al ser una enfermedad autoinmune, si te sigues exponiendo al gluten acabas desarrollando otra serie de enfermedades. Por eso es mejor hacer pruebas como gastroscopias para ver si las vellosidades están dañadas. También son interesantes las pruebas genéticas, porque ayudan a conocer casos de padres o madres que también son celíacos. Hay que indagar mucho más sobre la celiaquía.
Las redes son un buen canal de comunicación, también para los bulos, sobre todo en relación a las dietas milagro.
Son temas muy virales y al no haber filtro en redes sociales permiten crecer mucho en número de seguidores. Estos mensajes hacen mucho daño, vienen de gente que no son profesionales, no tienen ni idea. El truco es mantener hábitos saludables que perduren en el tiempo, eso evita que estés experimentando el efecto rebote. No veo sentido a hacer dietas restrictivas, no sirven de nada, solo ayuda establecer una alimentación sana. Recomiendo ponerse en manos de profesionales para que te guíe por el camino correcto.
Otro concepto de actualidad es el del ayuno intermitente. ¿No choca esta práctica con aquel consejo de realizar cinco comidas al día?
Es cierto, siempre nos han dicho aquello de comer cinco veces al día, algo a lo que veo sentido para personas que tienen ansiedad por comer, es mejor hacer cinco comidas bien hechas que estar picoteando todo el día, así por lo menos llevas un orden. Pero a nivel digestivo y fisiológico no es de todo positivo, no dejas descansar al cuerpo, hay órganos, como el hígado o el páncreas, que hacen otras funciones además de la digestión, como la desintoxicación. Hay gente que tiene el hígado saturado, estresado, no le dejamos que descanse. Si miramos atrás, nuestros antepasados no comían tantas veces, lo importante es la calidad de lo que comemos y, a poder ser, dejar esos descansos metabólicos para que nuestro cuerpo se pueda recuperar de las digestiones y se limpie. Yo hago ayuno intermitente, pero no con el objetivo de perder peso sino para dar descanso a mi cuerpo.
Sobre la obesidad infantil. La educación para la salud es una materia transversal que, en ocasiones, no tiene el peso adecuado. ¿Cómo podemos modificarlo?
Debemos concienciar a los niños y a los padres sobre la alimentación saludable. Cada vez es más habitual, y me encanta porque es muy positivo, que a los bebés se les vayan introduciendo alimentos con una pauta profesional, pero cuando cumple unos años esa dinámica se relaja y se pasa a una dieta con exceso de azúcar. Se ha hecho la asociación de que la comida sana es aburrida y que la procesada es divertida. Se puede disfrutar de la comida sin que sea un alimento poco saludable. Lo importante es concienciar sobre lo vital que es alimentación para la salud, no tanto para el peso.
Perfil en Instagram: https://www.instagram.com/nutricionat_
Página web oficial: https://nutricionate.com/