Personajes

Maldita Vecindad:

“Frente a la música estamos indefensos: nos llega directamente al corazón y al alma”

La banda mexicana regresa a España para celebrar su 40 aniversario. Actuará en La Riviera el 4 de septiembre y dos días después en el Vive Latino

Celebrar sus 40 años en la música es algo al alcance de muy pocas bandas y artistas, y el motivo que ha llevado a Maldita Vecindad a regresar a España de cara a septiembre. Porque sí, la agenda cultural no se detiene en los eventos de julio y agosto, sino que ya reserva fechas para el 4 de septiembre en La Riviera y para el día 6 de ese mes en el marco del Vive Latino, festival de Zaragoza.

Han pasado 27 años desde la última vez que actuaron en España con aquella gira 'Calavera y diablitos'. ¿Cómo afrontan estos dos conciertos en Madrid y Zaragoza?

Muy contentos, con mucha emoción. Tenemos muchos amigos músicos por allá. Tuvimos mucha presencia hace un tiempo y dejamos de ir para allá, pero muchos amigos de España han seguido viniendo por acá a tocar, entonces hemos tenido contacto. Estamos muy entusiasmados de regresar, sobre todo en ese tiempo tan simbólico, es nuestro aniversario de 40 años de andar en la música.

Celebran 40 años en la música. Diego Alfredo Manrique calificó vuestra música como “movimiento de rock mestizo”. ¿Sigue vigente esa etiqueta?

Yo creo que sí, porque en ese momento que no había tanta fusión dentro del rock, que estaban más establecidos los géneros, como el heavy metal o el punk, el rock mestizo representaba esa visión cultural, que pudiéramos tener toda la fuerza de nuestra cultura popular mexicana, pero al mismo tiempo con la energía del punk, con el afrobeat... con las otras músicas del mundo que nos tocaban el corazón y nos inspiraban. Entonces, creo que ahora más que nunca queda muy bien este término de rock mestizo, ahora que la fusión y el encuentro de diferentes músicas cada vez es más común. En esa época el rock era un poco más purista, ahorita ya es mucho más abierto a la fusión.

Aunque aún falta un tiempo para estos conciertos en España, ¿ya tienen claro cómo va a ser el show?

Llevamos un buen rato sin regresar a compartir nuestra música y nuestra gran celebración de paz y baile por allá. Entonces, vamos a hacer una selección, como un recorrido por la historia de Maldita,
lógicamente nuestros temas más icónicos y más fuertes, pero también un recorrido por las diferentes músicas que hemos realizado a lo largo de todo este tiempo.

Fueron una de las bandas mexicanas que traspasó fronteras, dándose a conocer en sitios como España. ¿Sienten que, en cierto modo, abrieron paso a artistas que fueron surgiendo después?

Sí, totalmente. De hecho, muchas bandas mexicanas lo reconocen abiertamente. Nuestro segundo disco,'El circo' salió en 16 países de Europa, América Latina y Estados Unidos. En ese momento, giramos por Europa, tocamos en Roskilde, en Dinamarca, en Glastonbury... Hicimos toda una gira por allá. Así que sí, siento que este regreso a España es una oportunidad para compartir una visión general de nuestra música: desde las canciones más conocidas hasta lo que estamos haciendo ahora.

Uno de los conciertos que van a dar en España se enmarca en el Festival Vive Latino. Aunque no sea en el mismo emplazamiento, supongo que ese nombre les traerá grandes recuerdos.

Por supuesto. Nosotros tocamos en la primera edición del Vive Latino, hace 25 años, algo así. Cada año desde entonces se ha hecho una nueva edición del festival. Fue uno de los primeros festivales internacionales de rock importantes en México y todavía tiene una carga simbólica muy fuerte. Así que sí, trae muchos recuerdos y muchas historias. Ahora es muy emocionante ir a tocar al Vive Latino en Zaragoza.

Cuatro décadas en la música dan para mucho, para momentos buenos y otros peores. ¿Qué visión tiene de todo este recorrido?

La verdad, llegar a 40 años es algo que nunca imaginamos. Ha sido un recorrido con todo lo que la vida trae, con toda su amplitud. Esa es la belleza de la experiencia vital: incluye todos los extremos. Y lo mismo pasa con la música. Después de 40 años, siento una gratitud inmensa porque este canal de comunicación, este proceso de profundizar en la cultura mexicana, sigue activo. La gente sigue interesada, y nosotros seguimos con energía y compromiso con la música. Así que sí, ha sido un camino de alegría, de transformación, de identidad y de sanación. La música ha sido una herramienta de desarrollo cultural que ha tenido un impacto real en la sociedad mexicana.

En su música siempre se han dado la mano ritmos de rock, ska, reggae o punk, pero también mirando a la música tradicional mexicana. ¿Cree que la autenticidad de un artista o banda también se mide por la representación de sus raíces culturales?

En el caso de México, no hacerlo sería desperdiciar un tesoro. Tenemos una cultura indígena milenaria, y a lo largo de nuestra historia hemos recibido muchas influencias. Nuestra cultura es la fusión de tres raíces principales: la indígena, la española (que en ese momento tenía una fuerte influencia árabe) y la africana. El México contemporáneo es resultado de esas tres raíces, más otras que llegaron en los últimos 500 años. ¡Hasta tuvimos un emperador austríaco! México es un crisol de síntesis cultural.

Nuestros ancestros hablaban de una profecía: durante 500 años de oscuridad, la voz indígena sería silenciada, pero nacería una nueva humanidad, el pueblo del maíz. Esa profecía decía que las humanidades blanca, roja, negra y amarilla se encontrarían aquí, y de su mezcla nacería una nueva humanidad donde no importaría el color de la piel, sino la intención del corazón.

Eso siempre me resonó. México ha absorbido e integrado muchas culturas. Sería un gran desperdicio no aprovechar esta riqueza cultural tan inmensa que tenemos solamente por crecer en este país. Nosotros crecimos con los pachucos, el mambo, los boleros, la música norteña. Así que queríamos una música con la fuerza del punk y del rock, pero profundamente arraigada a nuestra propia cultura, con lo que fuimos creciendo. Y lo hicimos de forma intuitiva. Fue una ruptura dentro del rock mexicano: mostramos que se podía hacer rock desde nuestra identidad, cantando en nuestro idioma. Fue un gran quiebre frente a las bandas anteriores que solo cantaban en inglés y celebraban culturas anglosajonas.

En su trayectoria han hablado de la lucha identidad cultural a través de canciones como 'Pachuco'. En este mundo globalizado, ¿se está perdiendo aún más esa identidad?

Al contrario. Creo que en todo el continente americano, desde 1992, ha habido un cambio de paradigma. Yo recuerdo que cuando era niño, cada 12 de octubre íbamos al izamiento de bandera por el descubrimiento de América. Pero el 12 de octubre de 1992, en el aniversario de los 500 años, todo cambió. La gente empezó a cuestionar ese relato. Aquí ya existían civilizaciones desde hace 3.000 años, con su propia visión matemática, astronómica, filosófica... Incluso en España empezó a haber un cuestionamiento muy grande del significado de la llegada a América.

Desde ese momento, las voces indígenas comenzaron a emerger otra vez. Desde Alaska hasta la Patagonia, las comunidades indígenas han liderado movimientos por la tierra, por la identidad, por la cultura. Desde los mapuches en Chile, los zapatistas en México, Evo Morales en Bolivia... muchos movimientos sociales y culturales han sido encabezados por pueblos indígenas. Estamos viendo un regreso a la memoria. Estamos siendo conscientes de que somos herederos de una de las cinco civilizaciones originarias del mundo: Mesoamérica.

Si somos herederos de una tradición de más de 6.000 años de cultura, esos 500 años de colonialismo son apenas un fragmento en una línea de tiempo mucho más larga. Frente a la globalización y la pérdida de identidad, nuestro continente está regresando a sus raíces. Se nota en la música, en la comida, en celebraciones como el Día de Muertos, en cómo entendemos la muerte como parte de la vida. Qué maravilla que, en un mundo que vive como si nunca fuera a existir la muerte, poder tener una educación espiritual que nos permite ver la muerte como parte de la vida y un día al año estar en la consciencia y en la certeza de que el alma de los que amamos regresa con nosotros. Es algo muy hermoso que sigue existiendo en México. Ese tipo de acciones están teniendo cada vez un peso más grande; en un momento donde el mundo está colapsándose en el cambio de paradigma, un mundo materialista, que valora la vida en base al éxito al material; nosotros venimos de un paradigma donde todo está todo vivo porque tiene espíritu, la muerte es solo un paso más en las formas de vida. La música forma parte de eso. Es una herramienta de memoria, de alegría, de identidad y de liberación. Y creo que la música se está reconociendo cada vez más no solo como entretenimiento, sino como patrimonio cultural.


En una entrevista publicada días atrás en el diario 'El País' hablaba de la conexión que tuvo la banda años atrás con Claudia Sheinbaum. ¿Es su llegada a la presidencia el mayor reflejo del cambio que ha experimentado México en las últimas décadas?

Es uno de muchos cambios. Piensa que México era un país profundamente patriarcal y machista. Para que una mujer llegue a la presidencia, muchas cosas tuvieron que transformarse. Y no solo es que sea mujer, su forma de hablar, de actuar, muestra una manera diferente de ejercer el poder. Eso refleja un cambio más amplio.

Conté esa anécdota porque me parece increíble. Imagínate que alguien nos hubiera dicho, en los movimientos estudiantiles del 86: “Una de estas compañeras será presidenta algún día”. Nadie lo habría creído. Pero hasta allí hemos llegado. La sociedad civil, el activismo de base, los movimientos estudiantiles... todos han contribuido. Y ahora alguien que viene de esas raíces está en el poder. Eso nos da esperanza.

Definitivamente es algo que no teníamos en nuestra mente hace 40 años. Cuando empezamos, el rock en México estaba totalmente prohibido, censurado, estigmatizado, incluso criminalizado. Decir que estabas en una banda era como decir que estabas desempleado. Hacer música no ofrecía ningún futuro, era ir contra el sistema.

Nuestro sueño era hacer música popular, como la música con la que crecimos de Pérez Prado o Agustín Lara, canciones que se escuchaban en bodas, fiestas, en la calle. Ese era nuestro sueño: que nuestra música se escuchara en todos lados. No encerrada en un nicho cultural, sino verdaderamente popular. El rock era algo aparte. Me llena de alegría ver que 40 años después nuestra música es eso, música popular, que las diferentes generaciones la siguen compartiendo, ya no es que estés de moda o salgas en la televisión, más bien es la música que escuchaba tu papá o tu tía y ya es parte de tu vida. Esto me confirma el enorme poder que tiene la música para ir transformando la sociedad. Lo que antes fue marginado hoy es parte fundamental de la identidad mexicana. Nos hemos convertido en la banda sonora de la vida de muchas personas. Eso nos mantiene inspirados, con energía y compromiso.

La música y los movimientos culturales transforman la forma en la que vivimos como sociedades, tengo la certeza de que la música va a ir teniendo, cada vez más, un reconocimiento como un espacio de patrimonio de la humanidad: el nivel de empatía que generamos cuando oímos música no existe en ninguna otra actividad humana actual. Podemos ser 100, 200 o 100.000 personas absolutamente distintas, pero cuando suena la música estamos totalmente conectados, entrando en la misma emoción, bailando libres. Eso es algo que se va a valorar cada vez más en la sociedad. Una sociedad sana es aquella que puede expresarse en sus valores culturales en paz, libremente; una sociedad sana es la que baila y canta en su tradición y lengua, la que agradece la cosecha y la lluvia, como hemos hecho desde miles de años. Ese valor que tiene la música, en México cada vez más está siendo entendido en conciencia, y eso es algo que me da mucho gusto. Me duele el corazón cuando escucho a los gringos decir que la música es entretenimiento; que los entretenga un payaso. Para nosotros la música es identidad, es memoria, sanación, rito, ceremonia... No podríamos vivir sin la música, es parte de nuestra vida, individual y comunitaria, no la hacemos para entretener a alguien que está aburrido sino porque es parte de nuestra tradición. Frente a la música estamos indefensos: inmediatamente nos llega al corazón y a la mente.

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