La cordobesa presenta ‘Ignis’, un disco en el que vuelve a poner de manifiesto su talento como compositora y con el que cuestiona el rumbo de la industria musical
Vega:
“Unos por otros tenemos una oferta musical donde la casa está sin barrer”
Algo más de dos años después de ‘Mirlo blanco’, lanzas nuevo disco. ¿Qué sensaciones tienes con este ‘Ignis’?
La sensación que tengo es que he puesto la casa al revés, que yo misma me he permitido lujos que no sé si me corresponden o no. Antes hacía proyectos independientes con un sello propio y, ahora, este es un proyecto cien por cien independiente de Vega, a todos los niveles, desde las tomas de decisiones como por qué un disco sin adelantos. Todo tiene una respuesta. Quizás es el más independiente de todos porque es el primero en el que, ya veremos si acertada o equivocadamente, mis convicciones como persona las he puesto por delante de las necesidades que a priori puede dictar una industria como la musical. Es un disco del que estoy tremendamente orgullosa y que viene de una forma tremendamente arriesgada, es un disco sin adelantos y no hay apoyos de colaboraciones, que no es algo me parezca mal, sino que necesitaba hacerlo así. Vuelvo a premiar el formato físico, que da mucha más información que el digital, sin olvidarme de este último, obviamente. Ya en la creación es un disco donde he sido tan libre que ni he mirado el minutaje de las canciones. Hay una intención de preguntarnos si la vida va tan deprisa como para que no tengamos tiempo para nuestro propio confort y de escuchar, o tenemos que estar digiriendo contenido a una velocidad que no somos capaces y, por lo tanto, de disfrutarlo.
¿Qué supone publicar de nuevo con tu propio sello?
Es quitarse todas esas ataduras, con todos los riesgos que ello conlleva, pero por ahora me hace tremendamente feliz, si luego después significa que el roto que he hecho, porque es un roto como independiente, me provoca lamentos, pues no lo sé, pero ahora mismo estoy profundamente orgullosa y muy segura. Lo anuncié el día 1 de este mes de octubre y ya lo tienes aquí, ni bombo y platillo durante meses, ni singles de adelanto, ni preparación, creo que se diluye todo en la vorágine esa de consumo rápido, y mis discos no son de consumo rápido, esto lo tengo clarísimo. Está a mi manera, nunca me equivocaré porque lo habré hecho como yo quería hacerlo, es decir, otra cosa es que funcione o no funcione, pero equivocarme no, me monté como independiente para no subyugarme a determinadas cosas que las burocracias de la vida de las multinacionales te ponían como artista, y en algún momento todo eso lo olvidé y me empecé a comportar como si fuera una multinacional, sacando más presupuesto incluso que ellos, pero con el esfuerzo multiplicado por 75, arriesgando y arriesgando. Hay veces que cuando arriesgadas tanto y, a la hora de lanzarlo, te comportas exactamente igual que ellos, para acabar dándote cuenta que estás jugando en un tapete al póker con las cartas marcadas. Voy a cumplir en febrero 46 años, esto va así, y llegará a quien quiera llegar, tengo mucha gente alrededor que también se está cansando de esa vorágine de consumo y que se dan cuenta que ya disfrutan pocas cosas porque son tanto lo que tienen que no saben dónde poner el foco. Eso me lleva a pensar que quizás haya gente que también esté en esa onda y que a lo mejor se asome a mi disco y encuentre un momento de confort, de poder disfrutar algo sin la urgencia de tener que bebérselo de un tirón. Creo que es un disco muy completo como para reducirlo a una canción.
“Está hecho como yo quiero, por eso siento que no me he equivocado”
La idea artística del disco no se queda en las 11 pistas que lo contienen, hay una reivindicación de la idea física del disco. Como conocedora de toda la industria, ¿temes que en algún momento puedan llegar a desaparecer formatos como el CD y el vinilo?
Yo no vendo un formato, sino un objeto para tangibilizar el arte. Las canciones son las mismas, en el CD, en el vinilo o en el digital. Este es un proyecto completamente artesanal, porque hasta el plegado está hecho en mano, todo tiene un mimo y un cuidado, las cerillas con los títulos de las canciones... Y encima es un disco que se prende, esto no lo había hecho nadie antes. La venta del formato físico fue desapareciendo porque se descuidaron los formatos, pero sobre todo lo que se descuidó fue el contenido, es decir, el repertorio, yo creo que todos nos cansamos de comprar un CD donde había solo dos canciones buenas. Tendré muchas inseguridades, pero no pegas como autora y compositora, es de lo poco donde no me pueden herir o donde yo no me voy a dudar de mí misma. Esto lo tengo tan claro que sé que en mis discos no hay canciones de relleno, aunque te puedan gustar más unas que otras. Lo que hago es poner unos formatos para quien realmente quiera apreciarlo, digerirlo, disfrutarlo, que no sea caduco, que no se pierda entre un millón de escuchas. Quizás soy un poco nostálgica, me encantaba que antiguamente cuando tú comprabas un disco, sí, podías escuchar el single en la radio, y si tú conectabas con eso, te comprabas un disco, lo devorabas, mirabas las letras, todo. Echo de menos eso, que no es otra cosa que el tiempo, porque lo que ha eliminado todo eso es el tiempo y el consumo, el algoritmo nos ha hecho una alienación, metiéndonos en un redil. Me parece fantástico el digital para descubrir cosas nuevas que quieres escuchar, pero es tal la cantidad de contenidos, la necesidad de consumir cosas nuevas, es un ‘fast food’ también a nivel cultural, que en esa imposición nos hemos quedado con que los discos pasan, y adiós. Para mí un disco no es eso, yo he dedicado dos años de mi vida a ello y no lo voy a dejar pasar. No puedo ser la primera que por entrar en los cauces de lo habitual haga como si nada; no sé cuándo habrá un próximo disco, los discos están cuando hay canciones para hacerlos.
❤️🔥❤️🔥❤️🔥 Y así todo el día. Con el corazón envuelto en llamas, bien calentito. Cada vez que lo veo, cada vez que lo escucho, cada vez que os leo. ❤️🔥❤️🔥❤️🔥
— Vega (@VEGAOFICIAL) October 9, 2024
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Esa idea de que no haya singles de adelanto tiene mucho que ver con esa rebelión contra el algoritmo. ¿Falta valentía en la industria musical para acabar con esa dictadura?
Creo que los que podemos tener la valentía para eso es porque ya hemos perdido mucho. Arriesgar desde no tener nada o haber perdido muchas cosas es más fácil que para otros. En nuestro país creo que no hay tanto artista autogestionado que haya tenido espaldas para aguantar. Estos días se publicó una noticia tristísima, entre otras cosas porque pienso que siempre nos atropella a nosotras antes que a ellos, la decisión de Carmen Boza, me quedé completamente consternada, piensas cómo una artista con el talento que tiene ella puede acabar destrozada por la vertiginosa velocidad a lo que va todo, lo que te consume una red social, dedicamos más tiempo a generar contenidos que a tocar y a hacer canciones, lleva toda la razón del mundo. Me da una pena terrible que culturalmente nos perdamos a artistas como ella y tantas otras que vengan detrás. Los demás es que claro ven esto y dicen, joder, ¿cómo me voy a arriesgar yo a hacer esto? Está en una zona de pseudo-confort que abandonarla es muy difícil. También hay un pensamiento de, si he llegado hasta aquí, por qué me iba a jugar el pan ahora. Unos por otros tenemos culturalmente una oferta musical donde la casa está sin barrer, y eso es una pena.
Antes comentabas que no hay colaboraciones en el álbum. Sin embargo, hay un nombre propio, el de Iván Ferreiro. Una canción suya, ‘En el alambre’, ha sido muy inspiradora. ¿Ayudó a prender un poco la llama de este disco?
Un poco no, la prendió toda. Estoy agradecidísima, y se lo he dicho él, porque probablemente si yo no hubiera escuchado ‘En el alambre’, esa canción de ‘Trinchera pop’, hubiera seguido en ese letargo en el que venía los dos últimos años. Quería música, pero no todo lo que supone cuando la terminas, es decir, no quería industria, odiaba tocar, odiaba todo. Recuerdo escuchar ese “puede que al final tengamos que dejarnos caer” y yo lloraba y lloraba. Yo, que he sido un espíritu batallador siempre, me di cuenta que tenía que dejarme caer, resulta que tengo un resorte en los pies, cuando estoy en el fondo hay un muelle que me lleva arriba de nuevo. Quería traslardarle ese mensaje a la gente, la vida se te incendia todos los días, puedes pensar que esta vida es una puta mierda, perdón que utilice este lenguaje, pero qué pasa si nos tomamos ese tiempo que no nos deja tener esta sociedad como para respirar y pensar que podemos dejar todo limpio y empezar de cero. En esa canción de Iván fui como agarrándome, primero la lloraba, después pasé a disfrutarla, luego a analizar cada una de sus frases y, al final, acabé en ese “si juntamos muchos trozos y hacemos una fiesta, cientos son ya una unidad”. Ese fue el día en que yo empecé a escribir canciones y quise volver. En los textos que escribo en el disco de agradecimientos, los primeros párrafos están dedicados a ‘En el alambre’, es la chispa que prendió en mí la necesidad de volver a escribir. Es un texto que cierro diciendo que ojalá alguna canción de ‘Ignis’ sea la chispa que necesite otro para prender y querer continuar.
Hay un manifiesto que acompaña al disco. En él llama la atención esa parte en la que dices que dejaste de mirar como otros te miraban para mirarte como tú te mirabas a ti misma. ¿Se ha pervertido esa idea de ponerse uno primero identificándolo como algo egoísta?
Creo que de egoísta no tiene nada, es más, no hay un acto de mayor solidaridad con lo que te rodea y de honestidad que poner el foco en ti mismo y mirarte, ser justo, porque probablemente detectarás muchas cosas en tu comportamiento, en tu forma de estar, en tu forma de ser, de las que no te estarás dando cuenta por tener el foco tanto en el resto. Siempre me he sentido en tierra de nadie, donde el mundo mainstream me consideraba como el bicho raro y el mundo indie me veía como ‘mainstream’, cargas con mochilas muy pesadas. Si además de ese prejuicio cargas con la mochila de ser mujer y la de ser independiente, la mochila ya es triple. En ese contexto, estás tan preocupada a veces de la aprobación de alguien, que te olvidas de si tienes tu propia aprobación. Me tengo bastante estima, algo que puede sonar soberbio, pero no lo es, simplemente sí creo ser suficiente para mí misma, considero que soy una mujer honrada, muy trabajadora, que sabe escribir canciones y que decidió dedicarse a este negocio porque le apasiona, porque le gusta, a pesar de los incendios que vengan, no tengo nada que reprocharme, lo digo con todos mis aciertos y mis errores; de mis errores aprendí, mis aciertos son míos, tampoco necesito que me los aplauda nadie, no tengo nada que recriminarme. Creo que es un ejercicio muy sano mirar para uno y colocarte en el centro de tu vida, dejar de estar tan pendiente de cómo te vean los demás, es muy sano y es muy necesario, porque si no acabas viviendo la dictadura de querer ser del agrado de todo el mundo.
Hay un contraste de emociones grande en el disco rabia: felicidad, dolor, rabia... De hecho, en el disco van seguidas ‘Crisantemos’ y ‘Cristal oscuro’.
El crisantemo es una flor que en la cultura asiática representa vida y aquí, en España, es muy funeraria. En esa canción juego con ese contraste, tiene dos dualidades. ‘Cristal oscuro’ es mi canción favorita del disco, es dificilísimo elegir un single, hay muchas canciones que podrían serlo, quién soy yo para decirle a alguien cuál es la mejor canción del disco, la mejor es la que te guste a ti. También, y me pasa con discos de otros compañeros, que hoy esta es mi canción favorita y según mi momento vital dentro de cuatro meses es otra. Nunca va a funcionar un single a una población mucho más grande que tiene una prioridad de circunstancias y de sentimientos en el que a lo mejor no encajas en ese momento de su vida. Qué bonito poder decir que para uno el single de ‘Ignis’ es un tema en concreto, porque es la canción que me representa en este momento y con la que yo me siento feliz, lo que yo necesito en este momento.
¿Es ‘De otro planeta’ un canto a la resiliencia?
No. Es un término que no acabo de comprender del todo, lo tengo que reconocer. ‘De otro planeta’ es una canción paradójica, empecé escribiéndola a mi hija y luego no sé si me la escribí a mí misma, no sé si lo había proyectado en ella quizás porque tenemos muchas cosas en común en cuanto a la sensibilidad y la forma de afectarnos emocionalmente las cosas, tenía miedo de que ella creciese y que pasase por cosas que he pasado yo. Entonces, tiene mucho de ella, tiene mucho de mí, pero tiene sobre todo una visión mía de ella para cuando sea mayor. Lo que vengo a decir en esa canción es que no dejes de intentarlo, que nadie te diga que no eres de otro planeta, que no te lo ha dicho aún pero que no importa, vuelvo a ese concepto de mírate tú. Es una de las canciones más especiales dentro del disco. A la hora de grabarla ha sido muy disfrutona. Musicalmente hablando se mueve por universos de esos grupos de los 90 a los que yo admiraba, he sido una fan acérrima de Los Planetas, incluso en el título de la canción, ‘De otro planeta’, hay un guiño, también en la sonoridad, que es más noventera, no quiero decir con esto que sea una canción tipo Los Planetas. Se nota a nivel musical de dónde bebo, la música que he escuchado: Los Planetas, The Smashing Pumpkins, The Cure... Sé que voy a disfrutar de todas las canciones, porque no salieron con la pretensión de ser un disco, han ido saliendo y se han juntado para ser un disco cuando cuando eran canciones de verdad, no cuando eran bocetos o cuando había la necesidad de que hubiera 11 o 12 canciones. Han nacido, las miré y sentí que tenía un disco.
“Quién soy yo para decirle a alguien cuál
es la mejor canción“
En octubre es el lanzamiento del disco, el mismo mes en el que, hace cinco años, lanzabas ‘Diario de una noche en Madrid’. ¿Tienes ya planificado cómo vas a trasladar este disco al escenario?
Sí, pienso muchas cosas, también cómo llevarlo al directo. Sobre todo hay una cosa que no cambia, es un disco de madurez que llega y que va a vivir con canciones de discos anteriores donde empieza a ser muy difícil decidir cuál sacas del repertorio. Tengo muchas ganas de tocar el disco nuevo, pero no sería yo si no hay determinadas canciones de las anteriores. Claro que me lo he imaginado, y me parece un ‘bolazo’ del copón. Estoy deseando, ‘Ignis’ aprieta como un disco más en el repertorio, pero además lo hace en el sentido de que puedo estar dos horas, sin descanso, pegando en la frente del público con un tema tras otro, y eso, para un artista en su madurez, es muy bonito, no tener que recurrir a una sola canción todo el rato, eso me produce mucha felicidad. ‘Ignis’ es muy digno para convivir con el resto de las canciones, es más, no solo es digno sino que va a mejorar ese repertorio. Si una canción es buena, funciona, aunque solo sea a piano y voz. Se me antoja que hay que cuidar el directo para que sea muy consecuente todo este trabajo previo con lo que se ve encima del escenario.