La artista mexicana regresa con ‘Lágrima azul’, un single con el que abre una nueva etapa musical. Defiende que España tuvo un papel clave para que el tema ‘Que el ritmo no pare’ fuera un gran éxito
Patricia Manterola:
“Disfruto cuando escucho las historias de vida que conectan con mi música”
Volver a la raíz. Ese poderoso deseo ha llevado a Patricia Manterola a alumbrar un nuevo proyecto musical cuya tarjeta de presentación es ‘Lágrima azul’, un single que le ha servido, entre otras cosas, para regresar a España, un país al que está profundamente agradecida.
‘Lágrima azul’ hace que esté de vuelta en España. Imagino que atraviesa un momento feliz.
Estoy sumamente feliz, porque el cariño que siento en España, y el que España tiene en mi corazón, es muy especial. Le tengo mucho agradecimiento a este país. Mucha gente no sabe que el éxito de ‘Que el ritmo no pare’ nació en España: la tomó la Vuelta Ciclista y se convirtió en un himno, en una canción icónica. Desde ahí se fue a Italia, Alemania, e incluso la adaptaron en inglés para la Fórmula 1. Si no hubiera sido por España y el cariño que me entregaron, mi carrera no habría sido la misma. Además, es un público tan bello, a mis conciertos acudía un público familiar que iba a gozar. Tengo recuerdos maravillosos. Espero que la vida me dé de nuevo el regalo de salir de gira por España y vivir de nuevo eso tan especial.
En apenas unos días, ‘Lágrima azul’ superó el millón de reproducciones en YouTube. ¿Qué valoración hace de esta acogida?
Cuando hago música no tengo expectativas. Trato de dar lo máximo, cuidar la calidad, los detalles, que el vídeo musical sea de lo mejor. Vengo de una generación que no hace las cosas de forma pasajera, sino entregando el alma. Cuando una canción sale, deja de ser mía y pasa a ser de la gente. A veces sorprende cómo conectan con ella, y eso me está pasando ahora con ‘Lágrima azul’. Aún estoy digiriendo esta acogida. Estoy muy agradecida, sorprendida y emocionada.
¿Lo considera un cambio respecto a su anterior lanzamiento, más enmarcado en el folclore mexicano?
Sí, definitivamente. Durante un tiempo me enfoqué en hacer música que gustara al público: pop urbano, cumbia pop, regional mexicano... A finales del año pasado hablé con David Santisteban y le dije: “Quiero ser completamente honesta. Sé que a lo mejor no es un mercado tan grande y que a lo mejor no va en la línea de lo que está sonando, pero quiero volver a mis inicios, a lo que era ‘Niña Bonita’ o ‘Que el ritmo no pare’, ese pop que me llenaba”. Eso sí, también quería que sonara actual. Y así nació ‘Lágrima azul’. No me equivoqué, porque había un público esperando este regreso al pop.
La letra habla de un desgarro emocional. ¿Es más de cantarle al amor o al desamor?
El amor y el desamor van de la mano, son las dos caras de la moneda. Me gusta cantarle a ambos, porque son parte de la vida, el único amor que es para siempre es el que nace de ti. Me di cuenta de que esta canción es muy personal, porque en los últimos temas que he escrito he estado muy involucrada en las letras. Cantar y sanar a través de la música es muy especial, y eso conecta también con la gente. ‘Lágrima azul’ nació de un momento muy personal, de cerrar un ciclo y decir: “Ya no más. Hoy me levanto, seco mi llanto y sigo adelante”.
La canción se titula ‘Lágrima azul’, y apela a la emoción. En lo profesional, ¿qué le ha hecho llorar de alegría?
He tenido momentos muy lindos, pero lo que más me emociona son las historias de la gente. Más que los números o las vistas, me tocan los mensajes que recibo. Hay personas que me escriben para decirme que mis canciones les han ayudado a salir adelante. Recuerdo el caso de un chico, no voy a mencionar su nombre por respeto a su privacidad, que iba a quitarse la vida, pero escuchó mi tema ‘Vuelo donde me lleva el corazón’. Cuando me conoció me dijo que esa canción le salvó la vida. Eso me marcó profundamente. También hay historias felices: parejas que se enamoraron con mis canciones. Disfruto cuando escucho las historias de vida que conectan con mi música.
Hablar con usted es hacerlo, inevitablemente, de ‘Que el ritmo no pare’, una canción icónica de 2002. ¿Estaba preparada para vivir aquel éxito?
No, creo que nunca nadie está preparado para el éxito. Si pudiera volver atrás, me lo habría gozado más conscientemente, era muy joven. En México era conocida por mis novelas y mis primeros discos, pero en España la gente no sabía quién era hasta que sonó ‘Que el ritmo no pare’. La Vuelta Ciclista fue el punto de inflexión, y desde ahí la canción se expandió por Europa. Fue un fenómeno que me cambió la vida.
Aprovechando su visita a España, ha estado en un evento como Perrotón, demostrando que sigue apoyando diversas causas sociales. ¿Deben los artistas involucrarse más en ellas?
Totalmente. La fama da poder de convocatoria, así que debemos ser muy responsables para visibilizar causas que lo necesitan. Siempre he sido partidaria de poder darle voz a tantas causas que necesitan esa exposición.