Madrid presume de cachopo en Arrabal

En 2022 ya se llevó el galardó al mejor cachopo de Madrid. Por eso, recibir de nuevo ese reconocimiento en 2024 coloca, inevitablemente, a Arrabal como un sitio de referencia para cualquier amante de la carne que se precie. Ojo, porque la propuesta elaborada de la chef Jennifer Valle no solo sobresale a nivel regional: en esta ocasión, La Guía del Cachopo también lo ha distinguido como el cachopo subcampeón del mundo.

Pero hasta llegar a ese punto de excelencia, Jennifer Valle y el equipo de Arrabal han vivido un proceso que “consiste, como no puede ser de otro modo, en ensayo y error”, según explica a GENTE la chef de este restaurante. “Medimos gramajes, jugamos con la dosis de los quesos para que tengan presencia pero no quiten el protagonismo a la ternera... Hay mucho trabajo hasta conseguir el equilibrio adecuado. Nuestro objetivo es que el comensal, cuando deguste este cachopo, pueda diferenciar los sabores de la carne, el jamón y los dos quesos”, argumenta.

RAZONES DEL ÉXITO

Todo este trabajo está fundamentado en una materia prima de “altísima calidad”. En concreto, para este cachopo se han basado en “una buena carne 100% asturiana con IGP, un gran jamón, el queso ahumado de Pría y el rebollín a la sidra”. “La mezcla de estos ingredientes tan buenos y perfectos, junto con el rebozado de panko, es el secreto del éxito”, razona Jennifer Valle, quien también atribuye un papel clave a “todo el proceso de investigación, hemos realizado muchas pruebas porque no nos conformamos con un plato cualquiera. El esfuerzo y la continuidad se acaban premiando”, asevera.

Una vez que se disponen de esos ingredientes, el equipo de cocina sigue un proceso minucioso que tiene una hoja de ruta clara: cocinarlo a 170 grados durante dos minutos para después proceder a escurrir el aceite. La fórmula no solo encadiló al jurado de La Guía del Cachopo: “En 2022 tuvimos buena repercusión, pero ahora mismo no damos abasto, estamos en una media de 150 cachopos a la semana”, afirma Jennifer Valle, quien, sin embargo, se queda con otro reconocimiento: “Lo mejor es escuchar la satisfacción del cliente, que no haya quejas; eso lo vale todo”.

MÁS VIRTUDES

Una visita a Arrabal basta para confirmar que la propuesta de este restaurante se desmarca del resto de establecimientos de la Plaza Mayor. Nicolás Fraile, de origen asturiano, y Yago Suárez, de origen gallego, han sido los encargados de traer hasta Madrid un proyecto que aúna como pocos tradición y vanguardia.

En su carta, además del premiado cachopo, también se pueden degustar platos sugerentes como el torrezno a baja temperatura con sal rosa del Himalaya o el calamar de potera a la plancha con ajada verde sobre crema de limón.Otro de los puntos fuertes de Arrabal es, sin duda, sus instalaciones. La terraza ofrece las vistas espectaculares de la Plaza Mayor, pero su interior no le va a la zaga: en la planta baja el cliente se puede adentrar en unas cuevas que datan del siglo XVI.