Personajes

Yasemin Sannino:

“En ‘La pasión turca’ el amor es una pulsión, por eso funciona tan bien”

La actriz otomana se presenta al público español de la mano de la inspectora Fatma, el personaje que encarna en la serie ‘La pasión turca’ estrenada este mismo año

Han pasado más de 30 años desde que Antonio Gala publicara ‘La pasión turca’, pero esta novela vuelve a estar de actualidad, en gran parte por el éxito de la adaptación televisiva que ha emitido Antena 3. Entre otras cuestiones, esa producción ha permitido al público español conocer el talento interpretativo de la actriz Yasemin Sannino, protagonista de esta entrevista.

El público español ha podido conocer su talento a través de la serie ‘La pasión turca’. ¿Cuándo surgió la posibilidad de formar parte del reparto?
Fue realmente una coincidencia. Mi esposo y yo estábamos de paso en Alemania de regreso de las vacaciones cuando la directora de casting de “La Pasión Turca” lo llamó para un proyecto que se iba a filmar en Turquía, preguntándole si hablaba turco ya que tenía un agente en Estambul. Él respondió que no, pero que siendo yo una actriz turca eventualmente podría ayudarlo. En ese momento ella quiso saber quién era yo porque estaban buscando una actriz turca para el papel de Fatma que pudiera hablar español.

La serie ha tenido una gran acogida entre la audiencia. ¿Cuál cree que es la razón principal de este éxito?
Las historias de amor siempre tienen un gran impacto en nosotros. El amor es un sentimiento que nos concierne a todos. En este caso, es un amor que lucha contra sí mismo, un amor en el que la pasión se ha transformado en pulsión y esto en la realidad no está bien, pero en una serie diría que es ganador. Creo que todos, más o menos, podemos relacionarnos con esto. Además, está ambientada en una de las ciudades más fascinantes y complejas del mundo. Estambul es una ciudad de luces y sombras, justo como la historia de amor entre Olivia y Yaman.

¿Ha transcurrido mucho tiempo entre la grabación y el estreno de la serie? ¿Cómo ha llevado esa espera, genera nervios conocer la respuesta del público sobre el trabajo realizado?
Estaba muy emocionada e impaciente por ver el trabajo completo, pero también tenía algunos temores. Puede suceder que proyectos a los que te has dedicado con tanta pasión y esfuerzo y que, por qué no, también pueden dar un giro significativo a tu carrera, no vean la luz. Tuve que hacer un gran trabajo de preparación antes de llegar al set, por lo que me importaba muchísimo.

¿Había leído con anterioridad la novela de Antonio Gala?
No, desafortunadamente no, solo he visto la película, pero cuento con hacerlo pronto.

¿Qué ha sido lo más difícil a la hora de meterse en la piel de Fatma, el personaje al que encarna en la serie?
Lo más desafiante quizás fue encontrar la voz de Fatma en un idioma que no hablaba. Los sentimientos son universales, pero cada cultura tiene su manera de expresarlos. Además, aunque su historia no estaba escrita, de alguna manera tenía que dejar entrever las huellas que había dejado en ella. De hecho, en un momento Fatma le dice a Olivia que no es la persona adecuada con quien hablar de ciertas cosas. Tuve que encontrar el porqué y luego esconderlo. Olivia toca puntos vitales de Fatma, de su ser mujer, y es precisamente por esto que durante el interrogatorio comienza a cambiar el enfoque de su escucha. La detective está interesada en los hechos, pero la mujer en lo que va más allá de las palabras. Confesión y secreto.

Su personaje está bastante ligado al de Olivia, interpretado por Maggie Civantos. ¿Fue fácil lograr esa química que desprenden en la pantalla?
Maggie es como un imán. Es una actriz muy estimulante con la que trabajar. El personaje de Olivia entraba inesperadamente en el territorio de Fatma, incluso cuando ella intentaba evitarlo. Era imposible permanecer indiferente y, de hecho, Fatma me sorprendió en más de una ocasión. Creo que eso es invaluable para un actor.

Anteriormente ha trabajado en producciones turcas e italianas. ¿Cambia mucho la forma de trabajar como actriz en función de cada país?
Con la llegada de plataformas como Netflix, Prime y otras, obviamente todo se ha alineado un poco, por suerte, pero cuando empecé a trabajar en Turquía en 2012, los tiempos en el set eran una locura. Filmábamos un episodio de 120 minutos en seis días y salíamos al aire con un solo episodio en stock. Recuerdo una vez que terminé de filmar la misma mañana del día en que íbamos a salir al aire. Esto porque todo dependía del rating. Obviamente era muy pesado para todos. Entre un episodio y otro nos daban 24 horas de descanso. Si el rating no era bueno, una serie podía terminar incluso después de solo tres episodios. Me parece que entre Italia y España, en cambio, no hay mucha diferencia. Desde el punto de vista de la actuación diría que no, tal vez cambia un poco la intensidad con la que se expresan ciertas cosas. Cuando actúo en turco, a veces siento que debo poner una marcha más.

Mirando a su trayectoria, se licenció en Química e incluso llegó a investigar sobre el sida para el CNR de Roma. ¿Qué recuerda de aquella etapa?
En el último año de la escuela secundaria leí un libro del premio Nobel Renato Dulbecco titulado “Ingenieros de la vida” que me hizo apasionarme por la biología molecular. Soy químico, pero he trabajado mucho con el ADN y el ARN, en particular con los oligonucleótidos antisentido para inhibir la replicación del VIH. Trabajaba con un grupo de personas muy estimulantes, había un intercambio continuo y sentíamos que estábamos haciendo algo muy importante para esos años. Cuando dejé el laboratorio para dedicarme a la música y luego a la actuación, dormí durante mucho tiempo con el libro de Termodinámica de Fermi junto a la cama. Me faltaba usar el cerebro, el pensamiento y el razonamiento de esa manera específica. Creo que nunca me ha abandonado.

¿En qué momento decidió dejar esa vía profesional aparcada para dedicarse a la música y a la interpretación?
Cuando entré en el CNR (Consejo Nacional de Investigaciones) para mi tesis, ya había comenzado a trabajar con compositores de bandas sonoras, por lo que fue una elección bastante natural seguir mi pasión. Mi padre, que había estudiado en el Conservatorio de Nápoles, me había nutrido con la música desde pequeña y en Australia había entrado en contacto con los musicales ingleses y americanos que amaba muchísimo. Irónicamente, el momento decisivo ocurrió justo frente a la facultad de química. Un día me encontré con un amigo actor que estaba filmando una película en la universidad y me invitó al set. Allí conocí a un músico que un año después me llamó diciendo que estaban haciendo audiciones para un programa de televisión. Fui, me seleccionaron y desde allí comenzó todo

¿Qué sueño profesional le gustaría cumplir?
Me encantaría trabajar en una película musical. Disfruté mucho de “Wonka”, pero siempre estoy conectada con películas como “The Sound of Music” con Julie Andrews, o aquellas americanas de los años 50 como “High Society” con Frank Sinatra y Bing Crosby.

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