La actriz madrileña brilla en ‘Valle Salvaje’ de la mano de una villana como Úrsula. En esta entrevista nos habla del duro proceso de trabajo en una serie diaria

Cristina Abad:
“Hacer personajes tan diferentes a mí es maravilloso, un regalo”
Lejos han quedado aquellos tiempos en los que la sobremesa era una franja infravalorada en la parrilla televisiva. ‘Valle Salvaje’, la serie de TVE, es un claro ejemplo. Con un trabajo de ambientación muy cuidado, esta producción también se convierte en una ventana para el talento joven de actrices como Cristina Abad.
Después de su experiencia en 'Acacias 38' y en 'Servir y proteger' vuelve a estar en la pequeña pantalla. ¿Cómo está viviendo esta aventura en 'Valle Salvaje'?
Lo estoy viviendo desde otro punto totalmente diferente. He pasado unos cuantos años sin trabajar en un personaje fijo en televisión. Crecer en mi vida personal, no solamente como actriz, me ha hecho volver a trabajar desde un lado más maduro y consciente. No me paro a pensar si esta serie me va a traer un montón de trabajo después, trato de disfrutar del momento e intento hacer este papel de la mejor forma posible. Estoy en un momento en el que mi objetivo es estar tranquila con el trabajo que hago, no depender de la aprobación de los demás, que es algo que buscamos de forma constante los actores. Es mi tercera serie diaria y eso me hace dar a este papel el peso que tiene, sin mirar mucho más allá.
Sobre el personaje que encarna, Úrsula, he leído en otra entrevista que no tiene nada que ver con su personalidad. Si jugáramos con el nombre de una obra de teatro de la que formó parte, ¿le ha hecho salir de su zona de confort?
Sí, claro, y me ha encantado. Poder hacer personajes totalmente diferentes a ti, es algo maravilloso. Siempre que pongo este ejemplo puede sonar a que me gustaría ser una asesina (entre risas), pero no es así. Salvo que tengas un problema patológico, que no es mi caso, me muero sólo con el hecho de pensar en hacer daño a alguien, meterte en la piel de otro personaje totalmente diferente es un regalo, es una forma de vivir en la ficción algo que no vas a conocer en la realidad. Por esta razón te digo que también me encantaría encarnar a un médico.
En este caso de 'Valle Salvaje' con Úrsula, llevarme a un extremo con tanta maldad es rebuscar mucho y crear un personaje desde algo totalmente diferente a mí. He tratado de encontrar esa maldad en Úrsula desde la naturalidad, que no sea algo tan obvio sino un poco más rebuscado. Así que sí, me ha hecho salir de mi zona de confort, tanto que, aunque no me lleve el personaje a casa, sí que he detectado situaciones cotidianas donde la energía que sentía era más de Úrsula que mía.
Úrsula no para de insinuar... #ValleSalvaje
— Valle Salvaje (@ValleSalvajeTVE) August 21, 2025
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¿Cómo conecta con un personaje así?
En todo momento he intentado que Úrsula tenga su lado de humanidad, que no exhiba su maldad todo el tiempo, porque eso es algo que no ocurre en la realidad. Al principio el personaje no estaba muy definido, se hablaba de que tenía un pasado en la Villa de Madrid un poco doloroso y turbio con su familia, así que trabajé con mi coach inventando una historia que me vino muy bien para trabajar el personaje. Nos centramos en la razón que lleva a Úrsula de tener esa necesidad de estar en Valle Salvaje, por qué necesita conquistar a Rafael... Hubo un momento en el que opté por mostrar que mi personaje necesitaba a Rafael, que quiere casarse con él, pero desde el cariño, sin una connotación sexual. Por eso, cuando se entera de la relación entre Rafael y Adriana, me sirve para que Úrsula lo sienta como una traición. Ese dolor también muestra que mi personaje tiene un lado humano, que no es una asesina sin remordimientos, al contrario, he trabajado para que sienta culpabilidad por ello, porque es algo que no había hecho con anterioridad.
¿Le ha resultado difícil volver a adaptarse al exigente ritmo de una serie diaria?
Ha sido estresante. Llevaba, como decía antes, tres años y medio sin trabajar en un personaje fijo, tanto es así que estaba trabajando en un colegio, lo cual me permitía tener mucha libertad en cuanto a horarios, aunque lógicamente mis deseos profesionales iban por otro lado. Para grabar 'Valle Salvaje' nos tenemos que levantar a las 5 de la mañana, cuando yo soy una persona muy nocturna, no en el sentido de salir de fiesta, sino por una cuestión de biorritmos. Hacer vida normal y compaginarlo con rodaje y estudio no es sencillo, de hecho ha sido un cambio tan estresante que me empezaron a salir eccemas por todo el cuerpo, siempre he sufrido de piel atópica, pero no de forma tan agresiva. Lo que más acusaba era la falta de descanso. Ahora trato de aprovechar más los tiempos muertos en el set de rodaje, por ejemplo, estudiando el guion para días venideros y así liberarme de parte del trabajo que luego tengo que hacer en casa. También depende del ritmo que esté llevando la serie y del momento en el que esté la trama, sin ir más lejos, ahora mismo lo estoy viviendo un poco más relajada.
¿Es más complicada la desconexión cuando se forma parte de una serie diaria?
Estoy encantada de formar parte de un proyecto como 'Valle Salvaje', aunque eso también supone sacrificar otras cosas, algo de lo que he hablado con la gente de mi entorno: entre semana, entre los rodajes y las horas de estudio apenas dedico tiempo a otra cosa que no sea mi trabajo. Soy muy exigente conmigo misma y debo estudiar mucho y para hacer un buen trabajo al día siguient; si llevo la secuencia cogida con pinzas, sé que no voy a actuar bien, no me voy a meter en la piel del personaje con la profundidad que requiere y eso abre la puerta a la sobreactuación, algo en lo que trabajo mucho para que no llegue a darse.
¿Tiende a revisar su trabajo en los capítulos cuando se emiten?
Sí, me gusta ver mi trabajo. Cuando trabajé en otras series, aprendí mucho viéndome, también de las cosas que no quiero hacer. Siempre cuento que cuando estuve en 'Acacias 38' tenía una secuencia donde mi personaje estaba malísima y creía haberlo transmitido así, pero cuando lo vi en pantalla no lo percibí del mismo modo. Soy muy crítica conmigo misma. Es muy diferente lo que se ve a lo que tú estás sintiendo, por eso entendí, a partir de la experiencia en 'Acacias 38' que soy una actriz que debe seguir trabajando y mejorando, no soy perfecta, aunque me siento muy orgullosa con lo que estoy haciendo.
“Me gusta revisar los trabajos que hago, viéndome en la pantalla aprendo mucho, sobre todo de lo que no debo hacer”
¿Es difícil revisar ese trabajo y no ser demasiado dura consigo misma?
Al principio me resultaba más difícil, ahora soy consciente de que es una serie diaria, que hay muchas escenas y que seguramente algunas salgan mejor que otras. Lo duro es cuando sientes en el rodaje que una secuencia es extraordinaria y luego ves en pantalla que realmente no era para tanto. Tiendo a mirar todo el trabajo con ojo crítico, pero sin machacarme.
Con 11 años comenzó a ir a una escuela de interpretación pero sus padres prefirieron que se centrara en los estudios. A los 19 se volcó de nuevo en la faceta actoral. ¿Qué había cambiado?
No terminé de dejar los estudios, seguí en la universidad. Esto fue un proceso, una evolución. Con 18 años yo no sabía que esto podía ser una profesión a la cual me podía dedicar, aunque siempre me había gustado mucho el mundo de la interpretación, algo verían mis padres cuando me apuntaron a una escuela de interpretación del Ayuntamiento de Madrid. Unos años después, en Bachillerato, me apunté al teatro del instituto, pero tampoco era consciente de que lo hacía porque me gustara. Ya en la universidad, mi primer acercamiento fue a través de una campaña de Metro de Madrid, en el intercambiador de Moncloa. Me cogieron e hice un anuncio. Fue a partir de entonces cuando empecé a ser consciente de lo que me gustaba estar delante de una cámara. Después hice una figuración para una película, me presenté al casting porque me avisó mi hermana. Me lo pasaba genial. Estaba en 2º de carrera y vi que esto era lo que me gustaba realmente y me motivaba. A pesar de que había dicho en varias ocasiones que no iba a empezar a estudiar interpretación hasta que terminara la carrera, pero me apunté a un curso con Roberto Santiago y Daniela Fejerman. En él llegamos a grabar un corto donde Daniela hizo un trabajo extraordinario de coach conmigo. Me encantó la experiencia y sentí que no podía dejarlo ahí, que había algo dentro de mí, una pasión, que estaba creciendo con mucha fuerza. Por eso di el paso de apuntarme a la escuela de Juan Codina, donde estudié regularmente, compaginándolo con la universidad.
Habla de ese proceso como algo evolutivo, pero, ¿ha habido alguna interpretación de otra actriz o actor que encendiera aún más esa llama?
Me siento como un poco mal cuando me preguntan estas cosas porque no he tenido un referente demasiado claro. En cuanto a película, mi favorita es 'Titanic', la puedo ver todas las veces que haga falta, algo que no me ocurre con otras películas o series. Aunque, como decía, no he tenido un referente claro, el trabajo de Anne Hathaway en 'Los miserables' me pareció brutal, sobre todo cuando, curioseando sobre el rodaje, descubrí aspectos como que cantaban en directo o que se cortó el pelo con una navaja realmente en una escena a toma única; me parece de lo mejor que he visto en mi vida en cine.
Me ha llamado la atención un post que tiene fijado en su perfil de Instagram donde describe la montana rusa emocional que supone presentarse a un casting. ¿Es la parte más ingrata de este trabajo?
Hay partes bastante oscuras en este trabajo, y el casting forma parte de ello. Es más, diría que lo más duro es estar en tu casa y que ni siquiera te llamen para un casting, no tienes información de nada. Cuando sucede esto, ya no me quedo con los brazos cruzados, ya he visto qué supone no tener trabajo, cómo se iban agotando mis ahorros. Por eso frustra bastante ver que no te dan la oportunidad siquiera de estar en un casting, cuando a lo mejor han pasado años desde que esa persona evaluó tu trabajo y has madurado para hacer esta labor de una manera mejor, diferente a la de entonces. Todo lo que hay en ese post es real, ya sea vivido por mí en primera persona o por mis compañeros. Incluso en una ocasión me llegaron a decir que les gustaba pero que “me sobraban dos kilos”, sin pararse a pensar cómo puede ser recibido un comentario así por la persona que está enfrente. Es muy doloroso, aunque no me afectara demasiado en ese momento. Cuando tengo un casting, me lo preparo de la mejor manera posible, ya no voy nerviosa, es un proceso bastante frío.
Para 'Valle Salvaje' no hice casting, me llamaron de un día para otro porque una actriz se iba a rodar otra serie. Yo había trabajado anteriormente con Josep Cister, que es el productor ejecutivo y creador de la serie, y con las directoras de casting. Se acordaron de mí y aquí estoy. Todas estas experiencias hacen que disfrute de mi trabajo, pero siempre manteniendo los pies en el suelo, no creerte más que nadie por el hecho de ser actriz y tener en este momento un papel.
Volviendo al post del docudrama, también aparece la excusa de que, en ocasiones, se busca a alguien más conocido. ¿Falta meritocracia en el mundo actoral?
Sí, es algo que a veces se da. Incluso he visto situaciones en las que te piden un 'self tape' sabiendo que seguramente ese papel sea para alguien más famoso. El problema, claro está, es que si no te dan esa oportunidad de irte labrando una carrera va a ser imposible que te conviertas en la cara famosa que luego demandan.
Ahora mismo sigue metiéndose en la piel de Úrsula. También ha actuado como policía e incluso se sumergió en una ficción ambientada en la Guerra Civil. ¿Cuál es el papel con el que sueña para el futuro?
Me gustaría hacer muchas cosas. Me gustó especialmente 'Refugio', el corto de la Guerra Civil, fue muy interesante acercarme al contexto de un conflicto bélico y hacerlo, además, desde el punto de vista de una mujer, porque siempre las guerras se viven desde el lado de los hombres. Me gustaría trabajar en alguna película o serie que vaya sobre alguna guerra, me parece súper interesante, también sobre ciencia ficción, aunque es un género que no consumo demasiado. Algo parecido me ocurre con el cine de terror, me da pánico verlo, pero me encantaría experimentar un trabajo así.
Si dentro de diez años volviéramos a hablar, ¿dónde le gustaría que estuviera su carrera?
Para entonces tendría 43 años y, desde el punto de vista profesional, me encantaría poder mantenerme en esta industria. No busco que me den personajes protagonistas, algo que no rechazaría, obviamente, pero con poder mantenerme a través de personajes secundarios interesantes ya me daría por satisfecha. Ojalá tuviese la oportunidad de tener dos guiones encima de la mesa y poder elegir, pero fundamentalmente lo que quiero es poder estar tranquila, saber que tengo un proyecto entre las manos, aunque eso también suponga tener varios meses sin actividad. Me gusta mi profesión, no la fama que en ocasiones acarrea. No lo he vivido como tal, y vivo muy tranquila. Siento envidia sana hacia actrices como Blanca Suárez por los papeles que puede hacer o por haber llegado a un punto de su carrera donde puede permitirse escoger entre un trabajo y otro, pero no por el hecho de salir a la calle y ser reconocida por todo el mundo.
Tras lo vivido estos años desde el punto de vista profesional, si volviera al pasado, a los años en los que comenzaba a trabajar como actriz, ¿qué le diría a su yo del pasado?
Le diría: “Relájate, disfrútalo, no te machaques y no tengas prisa”.