La actriz madrileña encabeza el reparto de ‘FitzRoy’, una obra escrita por Jordi Galcerán y dirigida por Sergi Belbel que se puede disfrutar en el Teatro Maravillas
Amparo Larrañaga:
“Nunca he tenido un solo problema con una actriz que no se pueda hablar”
Cuatro escaladoras aspiran a convertirse en la primera cordada femenina que completa el ascenso a una cima en la zona de la Patagonia caracterizada por su dificultad y la habitual presencia de hielo. Esta es la premisa de ‘FitzRoy’, una obra de teatro escrita por Jordi Galcerán y que ahora se puede disfrutar en el Teatro Maravillas. La dirección corre a cargo de Sergi Belbel, quien se ha rodeado de un elenco de altura: Amparo Larrañaga, Ruth Díaz, Cecilia Solaguren y Anna Carreño encarnan a esas cuatro mujeres que quieren hacer historia.
Estrenamos año 2025 y vosotros lo hacéis con esta obra, aquí en el Teatro Maravillas. Esto sí que es una buena forma de empezar el año.
Amparo Larrañaga: ¡Y tanto! Y si va bien ya, la leche. Sí, es una bonita manera de empezar el año, estrenando algo que te gusta, que te divierte, que te apetece. Ahora queda cruzar los dedos.Y ya cruzar los dedos, que nos quiera el público. Eso sí, lo hemos pasado de fábula en los ensayos, hemos sido muy felices. Además, nos va a ir muy bien, yo tengo ese pálpito.
El texto se apoya en el trabajo de coordinación de estas cuatro mujeres. ¿Hasta qué punto se puede alcanzar esa química en los ensayos previos?
Sergi Belbel: Ese es el privilegio de esta profesión, cuando haces clac y todo encaja. En esta función es más necesario todavía, las cuatro actrices están en un espacio muy reducido, peligroso, es como ‘12 hombres sin piedad’, una obra que pasa al mismo tiempo que lo percibe el espectador, las actrices no pueden moverse de este escenario, así que, si les pasa algo, lo tienen que solucionar aquí mismo.
Precisamente el escenario juega un papel narrativo. ¿Os ha limitado o ha servido para que os metáis más en la trama?
Cecilia Solaguren: El escenario es rocoso, nada estable, pero como la situación es esa misma, ayuda mucho a que haya cierta verdad. Creo que el público va a ver a cuatro mujeres que realmente se están moviendo por un sitio complicado, al final te acostumbras a todo, pero tendremos que fingir que nos estamos confundiendo, aunque realmente no es así (entre risas). Hay un dificultad que se establece, pero es que el propio teatro es solucionar problemas que van apareciendo, tanto intelectuales como físicos, relacionales... de todo tipo. Aquí partimos de un lugar que ya es complicado y eso genera algo que ayuda mucho para que la acción se desarrolle. Como grupo tenemos que estar muy pendientes de las unas de las otras, aunque luego va y viene, se hace y se deshace.
“El teatro también es ir solucionando problemas que van surgiendo”
¿Tuvisteis la ocasión de ver algún montaje anterior? ¿Cuál fue el primer poso que os dejó el texto?
Amparo Larrañaga: Yo la leí hace bastante tiempo. Me encantó.
Sergi Belbel: La monté en Barcelona con actrices catalanas, está ahí, existe una grabación, pero yo les decía que la gracia es que luego puedan poner ellas mismas su personalidad. Los personajes son los que son, tampoco cambian tanto del catalán al castellano, pero sí que es cierto que cada actriztiene una personalidad. Les invité a que adaptaran el personaje a su manera de ser y conjuntarse entre las cuatro. Aquí hay un trabajo de individualidad y de grupo muy importante.
Amparo Larrañaga: Absolutamente, es que es así. A mí me gustaba tanto la obra que en las conversaciones previas le decía a Sergi que me quedaba de comodín en función de las actrices que se fueran sumando, no me importaba coger a un personaje o a otro. La obra me pareció preciosay con una puesta súper interesante, elegante; me encantó. Es cierto que si ves algo que vale de la versión original lo puedes coger, pero siempre acaba siendo diferente, es absolutamente distinto, igual que cada función, que es distinta, no es lo mismo hacer una función en Madrid que en Sabiñánigo.
Ruth Díaz: Cada personaje tiene su esencia y eso es lo que lo hace genuino también, si te intentas meter en unos zapatos que no son los tuyos, lo único que puede quedar es forzado.
Amparo Larrañaga: Por eso se hacen los casting, a algunas actrices nos van más unas cosas que otras, esto es una realidad. Y una metedura de pata en un reparto es muy grave, si aciertas y lo encajas, ayuda, al espectáculo también.
Anna Carreño: La primera experiencia que tuve con esta función fue que estaba ensayando en Barcelona el año pasado en Navidades y cuando iba de camino al ensayo todos los días me topaba con este cartel maravilloso. Pensé que era muy bonito y diferente a todo. Pasado unos meses, recibí una llamada. Vi la obra y sentí que quería estar en ella.
Amparo Larrañaga: En mi caso es gracioso porque el personaje en el montaje inicial lo interpretaba una actriz que ahora está haciendo en Barcelona mi personaje en ‘Laponia’. Nos hemos cambiado los papeles, son personajes muy chulos, la verdad, y cada una aporta lo que tiene que aportar. Por otro lado, me pregunto por qué tengo que trabajar con Sergi en escenarios tan difíciles, hicimos ‘Después de la lluvia’, otra obra dirigida por él, en la que nos subió a un ático donde todo era de metal y tenía una inclinación de vértigo.
“Una actriz siempre te lleva más lejos un texto, lo perfecciona”
Habéis mencionado esa dualidad entre lo que cada personaje es de forma individual y lo que aporta al reto colectivo para llegar a la cima, el objetivo que se marcan estas cuatro mujeres. ¿Es un mensaje a la sociedad actual, cada vez más individualizada y que, en muchas ocasiones, olvida que la cooperación es la mejor vía?
Ruth Díaz: Siempre necesitas al otro, solo no vas a ningún lado.
Celia Solaguren: Sí, habla de la unión, de esa necesidad de unirse, realmente si no estuvieran en esta situación cada una estaría por su lado. Al margen del amistad o de algo más romántico, la unión siempre es más interesante, y necesaria, pero la unión de verdad, no una unión postiza, para completar retos u objetivos. El teatro es un clarísimo ejemplo de eso, debe haber trabajo en equipo, cada elemento tiene que estar en un lugar, debe haber una cohesión y una manera de funcionar todos a una.
Sergi Belbel: De hecho, esta obra es una metáfora de lo que pasa en un hecho teatral, son escaladoras, pero las actrices también son funambulistas de su oficio, se juegan la vida cada día delante del espectador, en vivo y en directo, el aquí y el ahora es lo mismo para una escaladora que para una actriz.
Hablando de trabajo de cooperación entre mujeres, cada vez está más en boga el término sororidad. ¿Está presente en el entorno artístico actual?
Amparo Larrañaga: Siempre lo he dicho: dadme todas las actrices que queráis. Nunca he tenido un solo problema que no haya podido hablar o solucionar. Con los tíos a veces... tienen neuras, rollos, competitividades, egos... Así que, perdona, pero yo prefiero que me den actrices. Tengo 47 años de trabajo, no estoy hablando por hablar.
Sergi Belbel: Yo por experiencia también pienso lo mismo. Además de director soy autor, y a veces me cuesta parir a un personaje masculino complejo, entre otras cosas porque pienso qué actor lo va a interpretar. No sé qué sucede en nuestro país, pero parece que la actriz tiene más facilidad o que el teatro justamente es un espacio más justo con ella, donde pueden arriesgar mucho más que en el cine, van mucho más lejos. Siempre me he encontrado que una actriz siempre te lleva el texto más lejos, te lo mejora y te lo perfecciona. Es muy curioso.
Amparo Larrañaga: Por eso, cuando me dijeron que íbamos a ser cuatro mujeres sobre el escenario estaba feliz, sé que va a funcionar. Además, lo que pasa es que el teatro es más justo con las mujeres, sobre todo cuando empezamos a cumplir años. Yo estaba interpretando en ‘Laponia’ a la madre de un niño de unos 8 años, cuando tengo 62, en cambio no te lo cuestiona nadie. En el cine no existes. Yo entendí este término en la última serie que hice, no importaban nada las arrugas porque hacía un personaje de vieja. En cambio a los personajes de las jóvenes sí les prestaban mucha más atención. En ese momento entendí lo de la invisibilidad, no es que ya no te llamen, es que cuando te llaman solo lo hacen para determinados personajes.
Sergi Belbel: En este sentido es una función muy bonita para las actrices, es un reto para todos. No es un texto complaciente ni cursi.
Cecilia Solaguren: Explora un lugar, lleva muy lejos ciertas actitudes que igual en otros momentos se hubiera podido suavizar, pero aquí no se hace, y eso me gusta. Aquí se va hacia adelante, el objetivo es tan potente que no se suaviza. Eso me parece liberador al 100%.
Amparo Larrañaga: Hay una cosa, que parece muy masculina, en la que no das más importancia a las quejas o problemas del resto; si alguien no está por la labor, ahí se queda, el objetivo es llegar a la cima. Por eso digo que este texto no es nada complaciente, es chulo. Esto se ve ahora más en las mujeres, ocupar el lugar, decir que he venido a hacer esto y lo voy a alcanzar sí o sí, algo que antes parecía patrimonio de los hombres.