Personajes

Arturo Cardelús:

“Ya no se mira por encima del hombro a la música de cine desde los conservatorios”

El compositor madrileño firma la banda sonora de ‘Guardiana de dragones’, uno de los títulos nacionales de animación que ha tenido más reconocimientos

El momento dulce que atraviesa el cine de animación encuentra un reflejo fiel en ‘Guardiana de dragones’. La coproducción hispano-china, que tuvo una excelente acogida en el Festival de Málaga, ha recibido una nominación en los Premios Forqué y, además, está en las quinielas de cara a la próxima edición de los Goya. Entre las cualidades que destaca la crítica aparece la banda sonora, un trabajo que lleva el sello de Arturo Cardelús.

Ya había trabajado con Salvador Simó en otra película, ‘Buñuel en el laberinto de las tortugas’. ¿Fue esa la semilla que explica su participación en ‘Guardiana de dragones’?
Sí, totalmente, gracias a esa película me llamaron para ‘Dragonkeeper’. Fue mi primera colaboración con Salvador.

Una de las peculiaridades de esta película es que se trata de una coproducción, de hecho el codirector es Li Jianping. ¿Ha tenido algún efecto en su trabajo esta especie de bicefalia?
No. Li Jianping ha ayudado más con la ambientación y en relación a algunas dudas sobre la cultura china, fue más un asesor, pero todo lo relacionado con la música y el montaje lo he tratado directamente con Salvador.

Una vez que le llega la posibilidad de participar en la banda sonora de una película, ¿cómo es, a grandes rasgos, el proceso de trabajo?
El principio es duro, es como dar palos de ciego, sobre todo una película de animación, porque cuando entras lo que ves es la animática, como trazos de lápiz, no es de cada color, está todo en una versión muy primitiva. Ese es el momento donde entra el compositor, cuando quieren que hagas un tema principal y que empieces a desarrollar las melodías que luego van a definir la película. Por tanto, es complicado, lo que ves son trazos con lápiz donde el movimiento tampoco está muy definido. Se produce una cosa muy curiosa en animación, al final no estás haciendo música a la escena que ves, sino que haces música sobre lo que el director te cuenta de la escena. En esto yo tengo la suerte que Salva es buenísimo describiendo escenas, personajes y emociones. Es complejo porque no ves colores, no ves realmente la cara del personaje también. El primer mes lo dedicamos a encontrar la melodía principal, la que luego va a definir toda la banda sonora. Hicimos muchísimas pruebas porque Ping, que es la protagonista, es una niña con poderes, es una niña muy especial, por eso yo me iba un poco al superhéroe, más al universo Marvel. Salva me dijo desde el principio que no quería que Ping fuese Wonder Woman, que no nos olvidáramos de que era una niña que tenía nueve años y que su melodía tenía que tener cierta fragilidad. Me costó varios intentos, y cuando encontramos la melodía de Ping, desde el primer momento ya sentimos que se iba a ser su tema.

En plataformas como Spotify se puede escuchar toda la banda sonora, que está compuesta por 28 temas. ¿Cuánto tiempo conlleva crearla?
En total fueron como dos años, pero yo no empecé a trabajar a full en la música hasta febrero del 2023. Unos meses después, en julio, hicimos la sesión en Budapest con la orquesta y después con los solistas en Los Ángeles.

¿Qué complejidades tiene un trabajo así en diferentes emplazamientos?
Fue complicado de coordinar, sobre todo por el volumen, nunca había hecho una banda sonora con tanta música. En total grabamos 92 minutos de música, aunque es cierto que luego en algunas escenas se cayó la música o se recortó un poco la película. De esos 92 minutos, la mayoría fueron con la orquesta de Budapest, luego tuvimos varias sesiones con los solistas, algunos en Los Ángeles, otros en Viena y otros en Madrid. Fue complicado de coordinar, la verdad, un poco de locura. En Los Ángeles tuvimos a la solista de yangqin, un instrumento chino que tiene un papel importante en la banda sonora, además del erhu, una especie de violín con dos cuerdas. Luego tuve la suerte de ir a Budapest a comienzos de julio de 2023. Ahí tuvimos dos días de sesiones con la orquesta, trabajamos muy rápido, íbamos grabando una media de 7-8 minutos cada sesión. Sí, fue un desafío, pero estamos muy contentos con el resultado.

Introducir algunos instrumentos de origen chino y, a la vez, ser fiel a sí mismo. ¿Ha sido este el mayor reto al que se ha enfrentado en ‘Guardiana de dragones’?
Sí. Salvador desde el principio me dijo que él no quería hacer una banda sonora 100% china, porque para eso hubiese buscado un compositor chino con el ‘background’ de ese tipo de música, quería que yo conservase mi estilo, que fuese una banda sonora mía, pero que tuviese ciertos elementos chinos, ciertos instrumentos que actuasen de solista en algunos momentos, que usásemos armonías chinas, pero siempre sin perder mi estilo. Esto hizo que todo fuese muy fácil, al final era una banda sonora mía, pero iba a tener una especie de artistas invitados. También tuve mucha suerte porque conté con Hanna Zhang, que es una compositora china que vive aquí en Los Ángeles y que me fue asesorando en todas las dudas que tenía.

Desde ese punto inicial hasta que la película es una realidad, ¿qué cree que ha aportado la banda sonora?
Lo que espero que haya aportado es un poco el ADN de ese personaje, espero que la música puedan contarnos un poco de esa luz que tiene Ping, de una niña muy especial que tiene una fuerza y una fragilidad, a la vez, la música intenta describir ese arco de una niña muy pequeña que, poco a poco, a medida que avanza la historia, va teniendo más confianza en sus poderes y al final hace algo heroico. Creo que la música ayuda a entender ese arco emocional, el tema que hicimos nos ayuda a conectar con la Ping niña, pero también, al final de la película, con la Ping súper heroína.

Las películas de animación han dejado de ser producciones pensadas exclusivamente para el público infantil. ¿Cree que eso abre nuevas vías a las bandas sonoras para aportar más desde el punto de vista narrativo?
Sí, la animación es una técnica que tiende mucho más a la música. Hay escenas en acción real donde puedes hacer que la música sea una atmósfera que más o menos colorea la escena y nos da una idea global de la ficción, pero que no se implique mucho en lo que estamos viendo. En animación es muy difícil que eso funcione, a la música se le pide mucho más en animación, lo que hace que sea un reto mayor para los compositores. A medida que la animación va cogiendo fuerza y que se enfoca más al público en general, no solo para niños, se abre la puerta a bandas sonoras mucho más interesantes.

¿Cuánto peso tienen las premisas de un director y cuánto margen le queda para la creatividad en procesos así?
En Hollywood en general, pero también en España, cuando se hace un primer montaje de la película se hace con música ya existente para ayudar en esa tarea, entender un poco mejor la película y para que los productores cuando lo vean no les resulte tan árido. El problema es que cuando todos empiezan a acostumbrarse a ver la película con esa música es muy complicado hacerles olvidar esas melodías. Cuando la gente dice que hay muchas bandas sonoras que suenan iguales, seguramente es porque muchas veces se usa la misma música de referencia. A veces pasa que los productores y los directores se encariñan demasiado con esa música y el compositor acaba haciendo algo muy parecido. Sin embargo, con Salvador no pasa esto, él prohíbe hacer ese proceso. Cuando a mí me manda la película, no hay música, yo soy el que empieza a definir el tono desde el principio. Esto hace que yo tenga mucha más libertad y que podamos hacer ciertas cosas que no dependan tanto de determinadas músicas.

Ahora que la película ya se ha exhibido en salas y ha tenido tan buenas críticas, ¿qué parte de ese éxito le llega como compositor?
Los premios, cuando llegan con las películas en las que he participado, siempre los suelo tomar con respeto, pero con mucha distancia. Al final, los premios dependen de muchísimas cosas que muchas veces no tienen que ver ni con la película ni con la música. Si llegan cosas, las celebro y las agradezco porque siempre ayudan a seguir haciendo este trabajo.

Como en cualquier obra audiovisual, la banda sonora tiene un protagonismo narrativo. ¿Cree que el público valora suficientemente todo el trabajo que hay detrás?
Sí, siento que sí. Creo que el público, en general, cada vez es más receptivo, cada vez presta más atención a las bandas sonoras. Una cosa que me gusta mucho es que yo vengo del mundo clásico, me he formado como pianista clásico, ese es el mundo en el que yo aprendí música. Cuando estaba en el conservatorio, siempre se miraba a la música de cine un poco por encima del hombro, y ahora todo esto ha cambiado, tenemos a John Williams dirigiendo la sinfónica de Viena. La música de cine se ha aceptado muchísimo más en el entorno clásico y en el mundo en general.

Actualmente vive en Estados Unidos, pero ha desarrollado su formación y su carrera en diferentes lugares del mundo, desde Salamanca hasta Budapest, pasando por Londres. ¿Qué impronta cree que ha dejado ese recorrido internacional en su forma de entender la música?
Vivir y estudiar en tantos sitios me ha puesto en contacto con músicos de ‘backgrounds’ muy distintos, sobre todo en Boston. Hasta entonces me movía por conservatorios clásicos, que eran maravillosos, con profesores increíbles, pero muy enfocados en lo clásico. En Berklee el ambiente es distinto, tienen todo tipo de estilos, para mí fue una parte importante, creo que afectó mucho a la manera en que compongo y, sobre todo, a la manera en la que me acerco a la música.

Comentarios