Este viernes 6 de septiembre llega a las salas ‘Estación Rocafort’, la última película del director madrileño protagonizada por Natalia Azahara y Javier Gutiérrez
Luis Prieto:
“Lo más importante en el cine de terror es controlar al espectador”
Después de un verano marcado por las secuelas y los títulos familiares, la cartelera cinematográfica también afronta su particular ‘vuelta al cole’. Entre los estrenos de la semana hay uno, ‘Estación Rocafort’, que lleva el sello de uno de nuestros directores más internacionales: Luis Prieto.
Este viernes 6 de septiembre se estrena ‘Estación Rocafort’. Yendo al origen, ¿cuándo echó a andar esta película?
Fue hace un año y medio cuando los productores me contactan con la idea de hacer una película que se titule ‘Estación Rocafort’, inspirada en hechos reales sobre la leyenda negra del metro de Barcelona. Es una mezcla de hechos reales con leyendas urbanas, la estación de Rocafort a lo largo de la historia, desde que se construyó, ha estado asociada, por desgracia, con la muerte. Durante el proceso de construcción hubo derrumbamientos y murieron bastantes personas; en la Guerra Civil fue un refugio bombardeado, lo que provocó, lógicamente, que también murieran muchas personas; en los años 80 hubo muchos accidentes o suicidios asociados a la propia estación y luego, en los años 90, también hubo otros fenómenos cuanto menos extraños, siempre asociados con alto número de accidentes o suicidios. Esto es algo que nos corroboraron los trabajadores de la empresa de Metro de Barcelona.Entonces, había un guion inspirado en estos hechos, me llega a mí, lo leo y, hablando con los productores, llegamos a la conclusión de que hay una oportunidad para hacer una buena película.A partir de ahí me pongo a trabajar con un guionista, con Ángel Agudo, sobre la base del primer guión y desarrollamos la película.
El film está rodado en el Metro, lo que ya es un condicionante para aspectos como la iluminación. ¿Qué ha sido lo más complejo a la hora de llevar esta película a cabo?
La película sucede una gran parte del Metro, obviamente, y otra parte en la ciudad de Barcelona. La complicada es la de rodar dentro del Metro por motivos obvios: el Metro está funcionando prácticamente todo el día y parte de la noche. Lo que son las escenas del Metro, podíamos rodarlas desde la 1 de la madrugada hasta las 5, teníamos 4 horas para rodar, y luego sí había algunos espacios del Metro que nos las podían ceder durante el día, como cocheras o zonas donde si bien hay tráfico no es el que afecta a los usuarios. Como es peligroso estar en el Metro, porque incluso por la noche hay convoyes de reparaciones, era muy complicado a nivel de logísticas, al mismo tiempo, precisamente porque era complicado y porque no es fácil rodar en el Metro, cuando bajabas a rodar, aquello que estabas rodando era algo muy especial porque no se ve todos los días, entonces suponía gran dificultad, un gran reto, pero al mismo tiempo era una recompensa poder estar rodando entre las vías del tren, en túneles perdidos... era toda una experiencia caminar por la noche en el Metro de Barcelona. Eso la verdad es que aporta mucho a la película.
Si tuvieses que definir la película en pocas palabras, ¿cómo lo harías?
‘Estación Rocafort’ es una película de terror y también es un ‘thriller’ psicológico, es las dos cosas, ¿Dónde empieza una y dónde acaba la otra? Es muy difícil de definir. Creo que cada espectador va a tomar algo de ella muy diferente de otros espectadores, algunos encontrarán más la historia de terror, otros más el ‘thriller’ psicológico, pero en cualquiera de los casos la experiencia común va a ser que es una película que se queda contigo, que una vez que ha acabado tú no has podido terminar la experiencia, es decir, es algo que sigue contigo y que te va dando vuelta; puede ser, especialmente para algunos, que cada vez que estés en el Metro, sobre todo cuando estés solo en una estación o por la noche, que recuerdes la película y que sea una experiencia un poco incómoda, donde a lo mejor decidas salir y si puedes tomarte un taxi o caminar.
A lo largo de tu trayectoria has abordado otros géneros, por ejemplo, el de comedia romántica. ¿Qué es más difícil, hacer reír al espectador o trasladar este miedo que palpas en el guion para llevarlo a la gran pantalla?
Creo que las dos cosas son difíciles y son fáciles al mismo tiempo. A mí me viene fácil tanto la comedia romántica como el cine de terror, pero es cierto que es muy difícil a veces ver una comedia romántica que te hace reír y, al mismo tiempo, es difícil ver una película de terror que realmente te sorprende o te asusta.
¿Qué ingredientes indispensables debe tener el cine de terror para que sea una buena película?
Lo más importante en el cine de terror es controlar al espectador, tienes que terminar el tiempo de su experiencia, es como si estuvieras con un reloj y estás diciendo cuándo va a comer, cuándo va a despertarse, cuándo va a vestirse, cuándo va a cruzar la calle... Esta película en concreto es una especie de montaña rusa donde cogemos a nuestra protagonista, Natalia Azahara, la sentamos en un asiento de esa montaña rusa y a su lado ponemos al espectador. A partir de ahí, es como si le pones al espectador un cinturón de seguridad o una camisa de fuerza, no se puede mover, lo tienes realmente atrapado, aprietas el botoncito y ahora le estás llevando por una especie de montaña rusa donde no controla su destino y eres tú, como director. el que estás controlando los tiempos, los silencios, esa bajada espectacular donde tu adrenalina va a saltar por los aires. Esas sorpresas, ese control del tiempo del espectador yo creo que es lo que hace realmente una película de terror que sea fuerte y poderosa.
”Es una película de terror, pero también un ‘thriller‘ psicológico”
¿En qué tipo de cine de terror te sientes más cómodo, en ese juego psicológico de los fenómenos paranormales, o el ‘slasher’ más tradicional?
Creo que estoy más cerca del cine psicológico. El ‘slasher’ está bien, es un tipo de cine que yo personalmente lo he disfrutado cuando era jovencito, entre los 12 y los 15 años, pero ya como adulto me interesa más el otro, creo que dura más; el cine ‘slasher’, gore, es ese momento, pero luego se puede quedar un poco flojo, por así decirlo.
Hubo varias anécdotas durante el rodaje que dan casi también para otra película.
Quizá la que yo personalmente recuerdo más es que un día de estos que estamos rodando por la noche en uno de los túneles. El Metro de Barcelona, si lo consideramos todo, cubre una distanciacomo entre Barcelona y Andorra, es mucho. Durante el rodaje en esos túneles de noche obviamente todo el mundo del equipo de rodaje conoce a esas alturas la leyenda negra del Metro de Barcelona, en concreto de la línea donde se encuentra la estación Rocafort. En estos lugares, al haber túneles, vías de metro, etc., un sonido a lo mejor a dos kilómetros tú lo oyes como si estuviese a cien metros. En una de estas hubo un momento que alguien dijo “uy, por allá hay alguien”. Algunos se lo tomaron a risa, como Javier Gutiérrez, pero otros como Natalia, de repente empiezan a dar saltitos de nerviosismo. Y, en ese momento, la persona que nos acompañaba de Metro de Barcelona nos dijo que era posible porque a veces se cuelan grafiteros u otras personas. Los más escépticos preguntamos que cómo lo sabía, su respuesta fue que en alguna ocasión han llegado a encontrar cadáveres de gente que se ha metido al Metro y no ha encontrado la salida. Uno piensa que es imposible, cómo no vas a encontrar la salida, pero si te imaginas eso, la distancia entre Barcelona y Andorra por la noche, a oscuras, con muchos túneles que no conectan las estaciones entre sí, sino que son de servicio... Nos dejó a todos un poco fríos durante varios minutos. Obviamente te sugestionas.
Has mencionado a Natalia y a Javier. ¿Siempre tuviste claro que iban a ser ellos los que iban a llevar el peso del elenco?
Sí, los dos eran perfectos. Natalia es una actriz muy joven, muy buena, que da muchísimo, y Javier es un actor consagrado, también muy bueno, que te lo da todo. Funcionaron los dos muy bien como esta extraña pareja, en la película tienen que recorrer un camino juntos. Javier interpreta el papel de un policía que ha vivido la leyenda de la estación Rocafort en sus propias carnes, presenció unos hechos que se le han quedado muy marcados en su personalidad. Natalia interpreta el papel deuna joven inmigrante que ha conseguido un trabajo en el Metro de Barcelona. El gran asunto de la película es darse cuenta que lo que deseabas no es tan bonito como lo pensabas, a ella le ha tocado trabajar en la estación Rocafort, que tiene una carga oscura.
”Tanto Natalia Azahara como Javier Gutiérrez funcionaron muy bien”
Dejando a un lado de la película, trabajas en Estados Unidos, también en diferentes países, lo que te da una perspectiva un poco más amplia de la industria cinematográfica, ¿cómo ves el momento que atraviesa el cine español?
Lo veo muy bien, creo que hay mucho talento, muchos directores españoles están trabajando fuera, quizá el lugar más importante en cuanto a mercado sea en Estados Unidos, donde estoy yo, pero lo veo en un momento sano, aunque al mismo tiempo en el mundo del cine siempre se habla de que hay crisis, algo que ya se decía hace 25 años. La palabra crisis es una palabra que quiere decir también momento de cambio, lo que no es necesariamente malo, obviamente es un momento también turbulento por todo lo que está pasando en la industria, el crecimiento de las plataformas, etc., pero con todas las dificultades que pueda tener la industria creo que también está en buen momento, mientras que se hagan buenas películas vamos bien, el problema es cuando se hacen malas películas.
En España en este 2024 la taquilla no está siendo especialmente positiva, ni siquiera los potentes blockbusters están alcanzando buenos ingresos. Ahora que hablabas de las plataformas, ¿podemos ser positivos o pesimistas sobre el futuro que le espera a las salas de cine?
Creo que la llegada de las plataformas, como en su momento fue la llegada del CD en la música, nos lleva todos a ver cine en casa porque una cuestión de comodidad, pero también es cierto que ver el cine en una sala es una experiencia, entonces, de la misma manera que las nuevas generaciones ahora están comprando vinilos otra vez, creo que con el cine va a pasar lo mismo, es decir, es muy bonito escuchar música en un CD pero la calidad de la música y el sonido no es la misma que la del vinilo. Con el cine ocurre lo mismo, es muy bonito sentarse en casa y ver una película en televisión de una plataforma, indudablemente tiene muchas ventajas, pero hay algo también muy bonito en ir al cine y tener una experiencia colectiva, por el tamaño de la sala, por la calidad del sonido, que es inigualable, y, además, está la experiencia colectiva. Entonces, ver una película como ‘Estación Rocafort’ en una plataforma es fantástico, no hay nada malo, yo vi mucho cine de terror cuando era jovencito en casa, lo que eran las cintas de VHS, pero ver esas mismas películas en pantalla grande, en el cine, acompañado de toda una sala repleta de gente, es una experiencia única. Creo que las salas de cine no morirán nunca. Viniendo de la pandemia, que ha sido muy duro para las salas cinematográficas, nos hemos acostumbrado a ver cine en casa, pero precisamente por eso yo creo que las ganas de ir al cine a ver una película están ahí, solo hay que informar a la gente.
Ya sea para salas o en plataformas has hecho películas en Estados Unidos, en España, en Italia... en diferentes países, ¿qué elementos son los que tienes en cuenta a la hora de embarcarte en un proyecto?He tocado muchos géneros, he trabajado en muchos países y el denominador común es que yo, como espectador, quiera ir a ver esa película. Cuando leo un guion me imagino la mejor versión, la película que yo haría, y luego pienso si quiero verla como espectador o no. Si la respuesta es sí, adelante; si no la quiero ver como espectador, no me interesa hacerla como director. Eso es lo positivo, yo creo, de lo que he hecho hasta ahora, no hay ninguna película de la que me arrepienta,creo que cada una dentro de su género son buenas películas. Incluso trabajando en Hollywood me han llegado proyectos que estaban financiados con actores de primera línea, que me hubiese encantado trabajar con ellos, pero leía el guion y les comentaba a mis agentes que era muy malo. A veces se hacen películas que son muy malas, y eso no ayuda a nadie.
Has trabajado con actores de primera línea, como Halle Berry o John Malkovich. ¿En algún has tenido que dejar a un lado al mito para ponerte en tu papel como director?
No soy una persona mitómana. Crees que conoces a Halle Berry o a John Malkovich porque los has visto en miles de películas, entonces, tienes que hacer un esfuerzo por dejar atrás lo que tú conocías y ver a la persona. Cuando conocí a John Malkovich, lo que yo tenía en la cabeza era esta persona terrorífica, con muy mala leche, que te clava la mirada y te ha dejado seco, y me encontré todo lo contrario, una persona majísima, súper generosa, muy educada, con una sensibilidad increíble y que prácticamente es un poeta, descubres ese lado que a lo mejor no estamos acostumbrados a ver. Es cierto que si te estudias su cinematografía te das cuenta que efectivamente ha hecho registros de persona que da mucho miedo, pero también papeles como muy humanos, muy tiernos. Realmente es muy buen actor porque me ha engañado toda la vida. Y con Halle Berry pasó lo mismo, es una persona encantadora, majísima, muy generosa, que te habla de tú a tú.
Cuando te embarcas en un proyecto, conoces el trabajo interpretativo de un actor pero, ¿hay más información previa que te den otros colegas sobre cómo es determinado actor o actriz cuando no está delante de las cámaras?
A veces sí, a veces no. Cierto tipo de información no sale todos los días. Recuerdo por ejemplo que estuve a punto de hacer una película con Bruce Willis, fue un proceso muy largo y al final la película no se hizo, entre otras cosas porque su mujer se quedó embarazada y no había fechas. En ese caso fue un proyecto que se alargó tanto que sí tuve tiempo de que diferentes personas me informasen sobre cómo es. Así, una ayudante de dirección me comentó que, aunque no me lo iba a decir nadie, debía tener claro que Bruce Willis no trabaja por la tarde. Esto para un director es horrible, que te digan que tu protagonista que está prácticamente en todas las escenas solo trabaja por las mañanas quiere decir que tienes la mitad del tiempo.
Viendo tu trayectoria también has trabajado en series. Particularmente me llama mucho la atención esas producciones tipo ‘Vampire Academy’ en las que hay varios directores. ¿Cómo es ese trabajo dentro de una estructura en la que imagino que puedes poner tu sello, pero donde no puedes salirte demasiado del círculo que está establecido?
Es muy diferente trabajar y hacer película que series de televisión. Normalmente las series de televisión, unas más que otras, tienen un libro de estilo: previamente te has sentado con el ‘showrunner’ y tú eres las manos, las herramientas de esta persona que quiere llevar a la pantalla su visión. Tu trabajo como director es decir “vale, sabiendo que te gusta lo que yo hago, te propongo que hagamos esto”, es una tarea donde vas de alguna manera mano con mano, es un trabajo de equipo. Es muy interesante porque todos bebemos de todos. Con la excepción de una serie que hice para la televisión, el resto han sido muy creativas, donde había mucho espacio para el director, para desarrollar, para crear. Es cierto que hay series de televisión, como una que hice, ‘Código negro’, donde era casi como trabajar en la oficina de correos, estaba todo muy definido. Fue muy interesante, aprendí mucho, pero también decidí no hacer más series de ese tipo porque la creatividad era muy limitada. El resto de las series que he hecho, desde ‘White Lines’, de Álex Pina, a ‘Vampire Academy’, eran series donde había mucho espacio como director para llevar tu visión a la pantalla. Eso es lo bonito, donde de repente tú puedes dejar tu marca, tu huella, no ello en sí mismo, sino por disfrutar ese momento creativo.