Personajes

Ignacio Mateos:

“La felicidad no está en un yate caro, sino en estar en paz consigo mismo y con los demás”

Ignacio Mateos publica ‘Meditarte’ (editorial Planeta), un libro en el que revela un poderoso método de meditación y un conjunto de herramientas vinculadas con la observación de obras de arte

Hay ocasiones en las que los caminos de la formación académica y una afición acaban convergiendo de manera inmejorable. Un ejemplo de ello es Ignacio Mateos, autor de ‘Meditarte’.

‘Meditarte’ ya es una realidad. Imagino que después de todo el proceso de escritura, feliz y contento de que esté ya acá.
Estoy encantado. Ha sido un proceso de casi diez años hasta llegar a este libro, y el resultado es espectacular tanto por dentro como por fuera. De este libro hay que destacar que es un libro de crecimiento personal, pero que está ilustrado a todo color, que creo que eso hace que sea uno de los puntos fuertes del libro, que es bonito por dentro y por fuera. En cuanto a los textos, también tienen un factor muy innovador sobre el desarrollo, la forma en que están los contenidos y la depuración de los textos. Esto en realidad viene de mi experiencia vital en el arte y en la meditación, de cómo desde hace diez años me he enfocado en el desarrollo y la divulgación de la meditación contemplativa con obras de arte, y al final ha habido una labor de depuración y de simplificación para que el lector, cualquiera, independientemente de su contexto cultural, político o social, lo va a poder disfrutar.

El arte siempre ha estado muy presente en tu vida, de hecho, te has formado expresamente para ello. La meditación es la otra pata que conforma este libro. ¿En qué momento la meditación contemplativa pasa a formar parte de tu día a día?
En todo lo que es la meditación he ido evolucionando desde pequeño, desde joven he tenido mucha curiosidad por la meditación, de hecho, en la familia teníamos un misionero en Japón, y eso también ha contribuido mucho a cómo he ido fusionando las ideas del libro y de la metodología de meditación contemplativa que he estado desarrollando. Sí que es verdad que he ido por etapas, cuando empecé a ir a la universidad ya me empezó a interesar un poco la meditación como práctica más habitual, más de dedicarle tiempo todas las semanas al yoga, pero desde luego hay un punto muy grande de inflexión que es mientras estoy estudiando con la beca de la Caixa el máster en Art Business del Mercado del Arte, en Sotheby’s Institute de Nueva York. Claro, viviendo en Nueva York, con todo ese ruido y toda esa vorágine, siento como una especie de llamada de desarrollar aún más la meditación. Es ahí cuando aprendo la meditación de la mano del venerable Samu Sunim, que es el fundador del templo budista zen de Nueva York. Es una suerte, evidentemente, haberlo aprendido con un maestro tan bueno, pero, como estaba estudiando el máster en Mercado del Arte y ya estaba trabajando en galerías y en casas de subasta, al final todo eso se va uniendo, junto con el arte, para dar lugar a mi curiosidad por la meditación contemplativa. Entonces, comienzo a investigar, a practicar a experimentar y comienzo a desarrollar mi propia metodología de meditación contemplativa que, en realidad, viene del saber y del conocimiento de la práctica ancestral de milenios, pero expresado en palabras y aún en un lenguaje mucho más cercano al momento y al lector actual para que cualquier persona lo pueda leer y disfrutarlo.

Viendo el manual que describes en las primeras páginas, quizás lo más difícil es, precisamente, ser conscientes de que tenemos que parar y dedicarnos un tiempo a nosotros mismos.
Efectivamente, esa parte primerísima del libro que mencionas es como si fuera el prospecto de un medicamento, tiene ese guiño dentro de que, evidentemente, no es un medicamento, que es algo que hay que tratarlo siempre con los médicos. Pero sí, hay varias referencias a ello a lo largo del libro. De hecho, al final también hay un pequeño pasaje donde explico qué hacer cuando no te sientas bien, siete preguntas que están relacionadas con los bloques que hemos recorrido previamente en el libro porque, como si fuera un videojuego, está todo bastante conectado de una manera sutil y poética, te diría. Une conceptos que ya hemos desarrollado en el libro para que los revisemos rápidamente y podamos comprobar qué nos está pasando.

Dentro de los siete bloques y desde tu experiencia, ¿hay alguno en el que el usuario suela tener más dificultades para ir avanzando?
Mira, no lo sé. Cada bloque es muy único y muy innovador, como una pequeña historia dentro de sí misma porque relaciona el elemento con la obra de arte, con las herramientas que doy, y lo hace de forma metafórica y con poesía. Son muy diversos realmente, entonces yo no sé si alguno es más fácil o más difícil, pero lo más difícil sí que te digo que hay una intención oculta de que haya una progresión, es decir, empiezas por cosas más fáciles y más básicas en cualquier metodología de meditación, no solo contemplativa, sino también concentrativa, en el cual empiezas por la respiración, que es el bloque uno, la postura, que es el bloque dos, la aceptación de la imperfección, que es el bloque tres, el momento presente, que es el bloque cuatro... vas evolucionando. En teoría el nivel más difícil para pasarse al juego sería el bloque siete, que es el más espiritual o elevado.

Precisamente sobre el bloque siete, titulado ‘vacío’, aparece en grande el texto “soy vacío y mi deber es servir a los demás”. Llegados a ese punto, ¿también sirve para hacer el mundo mejor?
Bueno, desde luego, es uno de los propósitos principales del libro, es mi granito de arena para, si el libro le sirve a alguien para disfrutarlo, que estoy seguro que lo van a disfrutar muchísima gente, pero si luego además te puede servir para estar mejor, pues ideal. No lo quiero destripar, es un poco ‘spoiler’, pero en el capítulo final concluyo que es muy importante el que vivamos todos armoniosamente y que nos sintamos bien con nosotros mismos y también con los demás, porque así es como se alcanza la paz interior. La felicidad no es un yate de muchos millones de euros, sino que la verdadera paz y la verdadera felicidad se encuentra cuando estás en paz contigo mismo y con los demás. Todo lo que no sea estar en paz contigo mismo y con los demás, te va a crear sufrimiento.

También hay un apartado de bibliografía, es decir, esto no son palabras vacías, sino que está sustentado detrás de mucha investigación y mucho trabajo.
Muchísimo, muchísimo. De verdad que es la labor de una vida, he he viajado mucho, he entrevistado a mucha gente, he practicado el zen, he practicado muchísimas escuelas de meditación para poder ofrecer en el libro lo mejor. Va desde la meditación budista zen, todo tipo de escuelas, pero también incluye los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, porque al final todas las grandes religiones, todas las grandes culturas tienen una metodología de meditación que es más o menos conocida, porque todo el mundo le viene a la cabeza el monje budista sentado en una postura de loto, pero todas las religiones se han preocupado por ello porque es muy importante conectar con las imágenes, con los iconos y con lo elevado.

¿Había una intención de que este libro no fuese de lectura pasajera, sino que podamos recuperar a él de vez en cuando?
Creo que la primera lectura que se ha de hacer es normal, de principio a fin. Esa ya será una lectura muy disfrutable que creo que la gente va a saber apreciar. Sí que es verdad que no deja de ser un manual también, un manual oráculo al que acudir cuando no funcionen tan bien las cosas, o simplemente porque necesitamos inspiración. A mí, por ejemplo, antes de irme a la cama me gusta mirar libros de arte, es un pequeño ritual que tengo, estar un ratito viendo imágenes o alguna frase porque normalmente los textos de los libros de arte son bastante inspiradores, bastante profundos, y ese momento de antes de irme a la cama, yo creo que el estar en contacto con esta estética y con estos mensajes son positivos, incluso me atrevería a decir que pueden ayudar a mejorar el sueño.

¿Hay alguna obra de arte a la que Ignacio Mateos recurra cuando necesita ese punto de meditación?
Hay muchas, pero nunca falla Monet, y más en particular ‘Los nenúfares’, las que están en los grandes museos son espectaculares. Esto que ahora comentan de las experiencias inmersivas se puede decir que nace de Monet, quien ya hacía experiencias inmersivas. Desde luego que hay mucho potencial en estas obrass, tienen un sinfín de mensajes que darnos y de ayuda.

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