‘Aullar’, ópera prima de Sergio Siruela, aborda el alcoholismo, la violencia emocional, la memoria familiar y la fuerza transformadora del amor propio
Elena Martínez:
“La película es como la vida: aunque te golpee, siempre hay algo positivo”
Elena, suya es la idea original de ‘Aullar’. ¿Cómo ha evolucionado hasta convertirse en película?
Elena Martínez: Realmente no tenía una historia construida. Tenía una idea: quería hablar del alcoholismo, una problemática cotidiana que muchas veces normalizamos, sin considerar lo que provoca en tantas familias. También quería construir la historia de una mujer luchadora, madre soltera, que pese a todo no se olvida de sí misma y sigue intentando cumplir sus sueños, como su deseo de ser bailarina.Yo no soy guionista, así que conversando con el productor, él fue dando forma a mi intención inicial y trasladando mis ideas a un guion. Aportó muchísimo desde su propia mirada, y después fue encontrando los pilares para que la historia creciera: la unión del elenco, la participación de Antonio Dechent y Paco Tous, y la figura de Sergio Siruela, esencial para dar forma a la película.Estoy muy contenta: lo que había en mi cabeza eran ideas sueltas, y el resultado ha superado mis expectativas.
Antonio, su personaje vive atrapado en el alcoholismo. Interpretar a alguien borracho sin caer en la caricatura es complicado. ¿Cómo lo afrontó?
Antonio Dechent: Buscando en el fondo del alma. Fui a mis propias entrañas: a los momentos en los que he sentido vergüenza, culpa, cuando no me he perdonado a mí mismo o cuando he metido la pata. Todo eso aflora en el trabajo.Curiosamente, lo más difícil no fue interpretar la borrachera, sino aparentar normalidad. Esa lucha interna de querer aparentar que estás bien, sabiendo que no puedes con ello. También esa mezcla de vergüenza, egoísmo y desesperación que enturbia todas las relaciones.En este personaje existe una especie de autosuicidio lento... hasta que aparece la figura del nieto. No lo cura ni lo cambia, pero sí le da momentos de tranquilidad dentro de su caos.
Paco, su personaje comienza provocando cierta antipatía, pero luego se revela tierno. ¿Cómo fue convivir con esas dos caras?
Paco Tous: Era un dibujo muy claro. Había que dar un pequeño alarde inicial sin caer en el estereotipo del “guisquero” de siempre, sabiendo que muy pronto cambiaría hacia la luz. Era un tránsito rápido pero intenso, así que fue divertido de interpretar.
Elena, ¿qué le resultó más complejo: conectar con el dolor por la pérdida de la madre o con la rabia hacia el padre?
Elena Martínez: Ambas cosas fueron difíciles, pero quizá la rabia más. Mamen, mi personaje, convierte la tristeza en fuerza, en impulso, y eso había que encontrarlo. Es una mujer fuerte que, ante la ausencia de su madre, descarga su frustración en forma de rabia. Ese es su motor para seguir adelante. Encontrar ese punto justo fue lo más complejo.
¿Hubo alguna secuencia especialmente dura de rodar? Pienso en esa discusión nocturna en la calle entre los personajes de Mamen y su padre.
Elena Martínez: Sí, esa fue muy dura, aunque tengo un buen recuerdo actoral porque Antonio me ayudó muchísimo. Yo venía “cargándome” durante toda la película, y como se rodó casi cronológicamente, eso ayudó. Antonio me lanzó una frase desde un lugar muy real que me hizo sentir la rabia de forma muy auténtica.
A.D. Esa escena es la epifanía de la violencia entre ellos. Cada uno dice lo que cree “su verdad”, dentro de la locura de su personaje. Fue un día especial.
E.M. Sí, cuando dijeron “corten”, nos abrazamos y dijimos: “ha salido bien”. La repetimos varias veces, las emociones estaban a flor de piel, pero controladas.
Pese a la oscuridad —alcoholismo, dolor, soledad— la película deja una sensación luminosa. ¿Qué les ha dejado personalmente?
Elena Martínez: A mí me deja un poquito de luz. Es como la vida: aunque te golpee, siempre hay algo positivo. Del personaje de Mamen aprendo que si no puedes cambiar lo de fuera, cambias lo de dentro. Ese viaje de aceptación la hace empezar a ser feliz.
Antonio Dechent: Si tú has sentido esa luz, es que lo hemos conseguido. Era importante no terminar en tragedia absoluta, sino mostrar que con ayuda —familia, vecinos, amigos— y con una mirada infantil limpia, la vida sigue.
Paco Tous: Yo me quedo con esa realidad latente en la vida diaria, que somos más buenos que malos. Esa es la lectura que me deja.
La película pasó por el Festival de Málaga. ¿Ese primer feedback les tranquiliza de cara al estreno en salas?
Elena Martínez: Más que tranquilizar, es un punto de partida estupendo. En los últimos años, las películas premiadas en Málaga han tenido mucho recorrido. Es un inicio precioso. Y ahora, que llega a los cines, está por fin en su lugar natural.