La Comunidad de Madrid abre a la ciudadanía la fuente por la que manó por primera vez el agua del Lozoya en 1858

El monumento marcó la entrada en funcionamiento del Canal de Isabel II generando “una auténtica revolución sanitaria, social y urbana”

La Comunidad de Madrid ha reabierto este lunes al público la histórica Fuente del río Lozoya, uno de los monumentos más representativos del origen del Canal de Isabel II y del abastecimiento moderno de agua en la capital tras la retirada de la verja que impedía el acceso a este conjunto, patrimonio de todos los madrileños.

Así lo ha anunciado la presidenta autonómica, Isabel Díaz Ayuso, acompañada de los consejeros de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, y de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano De Paco Serrano, durante la presentación del proyecto ‘Milla Canal’, con el que el Gobierno regional dotará al distrito de Chamberí de un nuevo espacio deportivo y cultural.

La fuente, situada en la calle Bravo Murillo y adosada al primer depósito del Canal, fue proyectada por el ingeniero Juan de Ribera como símbolo de la llegada del agua del río Lozoya a Madrid capital. Se compone de una estructura neoclásica en forma de arco triunfal, decorada con esculturas alegóricas del río (Sabino Medina), la Agricultura (Andrés Rodríguez) y la Industria (José Pagniucci).

“Inaugurada en 1860 como parte del ambicioso proyecto hidráulico que cambió la vida de Madrid pues, sin duda, supuso una auténtica revolución sanitaria, social y urbana: llevar agua potable desde el río Lozoya hasta el corazón de la ciudad”, ha trasladado Novillo a través de su cuenta de ‘X’.

El 24 de junio de 1858, en un acto presidido por Isabel II en la calle Ancha de San Bernardo, el agua del Lozoya llegó por primera vez a la ciudad. Aquellas primeras gotas que manaron del surtidor supusieron el broche a toda una proeza de la ingeniería, con la creación de una presa y una tubería de 70 kilómetros de longitud que supuso la puesta de largo del Canal de Isabel II, entidad creada por Real Decreto el 18 de junio de 1851, y que cambió la vida en la ciudad, cuyas calles pasaron a estar más limpias y donde descendió muy considerablemente el número de epidemias y enfermedades ocasionados por la falta de agua potable.

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