Personajes

Bruno Oro:

“La IA es una herramienta útil, pero se corre el riesgo de uniformizar el arte”

El humorista barcelonés presenta en el Teatro Fígaro un divertido retrato de la inteligencia artificial, sin dejar de lado la reflexión

Hay una frase en su página web que define a la perfección la intención artística de Bruno Oro cuando se sube a un escenario: “La distancia más corta entre dos personas es una carcajada”. Con este argumento muy presente, el humorista y actor barcelonés lleva a las tablas del Teatro Fígaro ‘AI, AI, AI’, una obra tan sugerente como peculiar.

Se presenta aquí en el Teatro Fígaro ‘AI, AI, AI’, un espectáculo que ha tenido un gran acogida en Barcelona. Si tuviese delante a un espectador que no sabe qué se va a representar, ¿cómo lo describiría?
Este espectáculo que es una comedia para reírse mucho, es un monólogo en el que hablo un poco de la inteligencia artificial y qué pasaría si hubiera un clon generado por IA de Bruno Oro que empezar a aprender de mí hasta el punto que me superara y fuera mucho más gracioso, supiera hacer mejor mis personajes, supiera cantar y bailar a la perfección. Ese es el punto de partida para hablar al final de este mundo loco en el que vivimos, con la tecnología, con las redes sociales, en el que incluso ir al gimnasio o a un restaurante se ha convertido en una experiencia apabullante.

Como decíamos, por el momento el espectáculo ya se ha ganado el reconocimiento del público de Barcelona. Imagino que eso da un punto de tranquilidad de cara a traerlo a Madrid.
Sí, el espectáculo es muy universal, en el sentido de que hablo de cosas que nos afectan a todos, ya seas de Barcelona, Madrid o París, y la verdad es que en Barcelona, que ya lo han visto más de 25 mil espectadores, ha venido gente de toda España de incluso de Latinoamérica y otros puntos de Europea. El show funciona porque, repito, es muy universal y hablo de lo que nos afecta a todos, en tono siempre de comedia, pero a mí me gusta siempre que la gente salga con un punto de debate y de crítica, que también es interesante.

¿Cuándo y cómo surge la idea inicial?
Hace justamente un año, más o menos, que se empezaba ya hablar de inteligencia artificial aunque el tema no estaba tan en la calle como ahora. Entonces pensé que era interesante tocar este tema desde el punto de vista del arte y de la comedia, porque el teatro en el fondo es un arte muy primitivo, que conecta con el público porque no deja de ser alguien que te cuenta una historia y un colectivo que escucha. Me planteé qué pasaría si hubiera una inteligencia artificial que creara un actor o un cómico que fuera perfecto, que fuera el cómico que incluso aprende del público, de sus reacciones, de las respuestas, de las risas, y que fuera almacenando esa información, creí que era un punto de vista divertido para hilvanar un show sobre este tema.

“Con las redes, hasta ir a un restaurante es una experiencia apabullante”

Desde esa idea original hasta llevarlo al escenario, ¿qué ha sido lo más complejo?
Que no fuera demasiado sofisticado porque, por ejemplo, hay un momento al final que, sin hacer ’spoiler’ jugamos con ChatGPT en directo, y el público ahí no sólo se ríe sino que flipa porque está pasando una cosa en directo y estamos utilizando la IA. Es cómico, pero a la vez es impactante porque a mí me obliga, como actor, a improvisar y me saca un poco de mi zona de confort como intérprete, eso hace que el show sea para mí cada día diferente. Esa fue una dificultad, intentar que no nos pudiera la misma IA, controlarla y dominarla para que no nos fuera a la contra.

Como decía anteriormente, hay mucho entretenimiento y mucho humor en este espectáculo, pero también hay un punto para la reflexión. ¿Lo consideraba un ingrediente fundamental?
Sí, porque pienso que es interesante. Cuando me subo a un escenario me gusta, en primer lugar, hacer reír, pero, en segundo lugar, que la gente salga con algo sobre lo que hablar, que la sátira lleve a la reflexión y al debate, porque al final a mí me gustan tanto las películas como los libros como las obras de teatro que te hacen pensar también, no sólo que te entretienen.

En Estados Unidos hemos visto huelgas de guionistas donde de trasfondo surgía la preocupación por la Inteligencia Artificial. ¿Cree que en algún momento esa practicidad de la tecnología va a matar la creatividad?
Existe el riesgo, sí, si bien también puede ser una herramienta muy útil pero evidentemente puede perderse la espontaneidad de la creatividad, la improvisación, el mecanismo más irreflexivo y más humano de la creación, que tiene que ver con el duende, se puede uniformizar un poco el arte con la IA, efectivamente. Por tanto, habrá que tratar de que la IA también tenga esa genialidad que tenemos los humanos a veces.

En su perfil de Instagram he visto un extracto de una entrevista en la que aludía a esa parte humana del error. ¿Son las emociones la tabla de salvación ante tanta tecnología?
Claro, las emociones y ese ejemplo de esta pianista: el miedo al error, que es bonito en el arte, yo también tengo miedo a quedarme en blanco cuando hago un show, a no despertar risas o no estar a la altura de lo que se espera, el miedo del artista cuando se enfrenta un público, a la crítica o a sí mismo finalmente. Ese es un mecanismo totalmente humano que con la inteligencia artificial no se puede perder, porque entonces perderemos el alma del arte y de la humanidad.

“Sin el miedo
al error perderíamos el alma del arte y su humanidad”

No puede haber, entonces, otro Bruno Oro...
Hombre, espero que no, pero no me sorprendería que lo hubiera en unos años si esto se perfecciona mucho. En todo caso, si existe, espero poder vivir yo de él y estar tranquilamente en casa.

Para ir acabando, un mensaje de cara al público para animarles a ir al Teatro Fígaro para ver este espectáculo.
Les animo a que se unan este sábado 21 y el domingo 29, estaremos en familia porque aquí tengo familia y amigos, pero que se animen porque se van a reír mucho, es un show muy divertido. Creo que se lo van a pasar en grande.

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