Personajes

Manel Loureiro:

“Las emociones humanas primordiales son la fuente de toda narración literaria”

El escritor pontevedrés ha obtenido el Fernando Lara gracias a su última novela, ‘Cuando la tormenta pase’, un ‘thriller’ de ritmo frenético y gran ambientación

Su novela anterior, ‘La ladrona de huesos’, ya le había colocado como uno de los autores más reputados de nuestro país, pero de la mano de ‘Cuando la tormenta pase’ (editorial Planeta) Manel Loureiro ha alcanzado una nueva dimensión. Una estructura narrativa de gran calado técnico ha llevado al escritor pontevedrés a alzarse con el Premio Fernando Lara 2024.

Esta nueva novela ha nacido de la mejor forma posible, con el Fernando Lara bajo al brazo. ¿Qué se siente?
Alegría, muchísima alegría, pero muchísima presión también. El nivel de responsabilidad es abrumador, ganas el Fernando Lara, uno de los premios más prestigiosos en literatura española, así que el primer momento es de alegría, de euforia, pero después te fijas en la lista de los que lo han ganado antes y te empiezas a morir de miedo. Por aquí han pasado Umbral, Sánchez Dragó, Terenci Moix, Fernando Delgado, Lorenzo Silva, Zoé Valdes, Nativel Preciado... esa alegría de repente se ve, de algún modo, empañada con el peso de la responsabilidad, ahora tienes que estar siempre a la altura, a partir de este momento siempre vas a ser un ganador del Fernando Lara, es algo que cambia por completo la percepción que tiene la gente de ti como autor para siempre. Desde ahora ya no se trata simplemente de hacer un buen libro y que lo lea mucha gente, se trata de hacer un buen libro que lo lea mucha gente y que tenga la calidad que se espera de alguien que ya forma parte de ese grupito pequeño. Entonces, ¿cómo estoy? Acojonado.

A ese sentimiento de estar abrumado ya hacías mención en la gala. Unas semanas después de la entrega, ¿te lo crees ya?
Sí, ahora ya me lo voy creyendo. Es curioso porque ahora empiezo la promoción de 'Cuando la tormenta pase', que es algo que ya he hecho más veces, es decir, ya llevo muchos libros a mis espaldas, estoy recorriendo un camino que ya había recorrido, pero sí que es verdad que el síndrome del impostor siempre está ahí. No me pasa solo a mí, conozco a muchas autoras y muchos autores muy comerciales, superventas, que comparten la misma sensación cada vez que sacan un libro, esa zozobra de pensar “¿ si no estoy a la altura?”. Entonces, al final me he dado cuenta de que es bueno porque significa que te sigue importando y que te sigue emocionando, si me diese exactamente igual sería muy mala señal. Entonces, el hecho de sentir estos nervios, cuando empiezas, cuando arrancas, con cada entrevista, cada vez que vas a hablar del libro, cada vez que te vas a encontrar con lectores, es la señal de que, aunque pasen los años, aunque cambies tú, aunque cambie tu situación, tu estatus, como le quieras llamar, en el fondo sigue siendo la persona que empezó a escribir hace muchos años. Eso es genial.

Un autor, en este caso Roberto Lobeira, que se marcha a una isla buscando inspiración, estando en soledad, algo que tiene un paralelismo muy evidente en cómo has creado esta novela. Parece fácil caer en la comparación. ¿Ha habido algún rasgo más que se asemeje?
Tú sabes que los escritores tendemos a escribir sobre aquello que conocemos, entonces, si yo hubiese escrito una novela protagonizada por un escritor cuando era mi primer, segundo o tercer libro, hubiese sido una presunción por mi parte. Ahora ya creo que puedo hacerlo y decirlo. Pero, sobre todo, es un escritor porque es que me parecía que era la profesión perfecta para lo que se va a tener que encontrar, porque al final nos va a estar contando una historia. Roberto es escritor, como yo; tiene una profesión en su pasado que está intentando dejar atrás, como yo; necesita recorrer los escenarios donde van a tener lugar sus novelas, como me pasa a mí; y es muy obsesivo en el último tramo de escritura, como lo soy yo, pero a partir de ahí se acaban todas las similitudes, Roberto es un tipo mucho más resolutivo y mucho más héroe de lo que podría ser yo. Esto me recuerda que cuando escribí mi primer libro, que se llamaba 'Apocalisis Z', allá por la noche de los tiempos, el protagonista era un abogado, como era yo en aquel entonces. Entonces sí que es verdad que a veces me gusta el hecho de que los protagonistas tengan muchas concomitancias conmigo, esto a la hora de escribir te permite hacer que sus reacciones sean más viscerales y se parezcan más a las de una persona real, porque la conoces a la perfección, está escribiendo en ese momento.

Cuando llegaste a Ons, el lugar donde estuviste residiendo para escribir la novela, ¿tenías ya la idea inicial de este libro o ha surgido todo ahí?
No, no, ya lo tenía claro. Si me fui hasta allí en invierno es porque lo tenía clarísimo, porque llegar a Ons en invierno no es nada fácil, la isla es paradisíaca, en verano miles de personas llegan todos los días en el servicio de ferris, es un sitio que yo recomiendo visitar, la gente es encantadora y, además, el mejor pulpo del universo se come en Ons y el mejor marisco de toda Galicia está allí, es una locura y es un hecho incontrovertible. Pero eso es en verano. En invierno, el tráfico de ferris cesa y el pequeño muelle de Ons queda muchas veces inutilizado por las tormentas, porque es un espigón muy pequeño y el mar lo cubre, al ser un parque natural no permiten hacer un puerto más grande. Llegué a Ons en pleno invierno, en un momento en el que una lancha podía amarrar allí malamente, pero pude bajarme y, como Roberto Lobeira, me vi de pie en el espigón de la isla batido por las olas, y como él, me pasé varios días vagando en la más absoluta soledad en una isla en la que quedan 20 personas nada más. Todo eso sirvió para que muchas de las cosas que suceden en la novela tuviesen otro tono, otro punto, porque yo estuve en ese escenario, puede aprehender todo lo que me rodeaba: el olor, la temperatura, la humedad, el sonido, en definitiva, los muy pequeños detalles que te permiten construir mejor una atmósfera. Tengo que decir que al final la experiencia estaba siendo un poco sofocante, porque en la isla en invierno está racionada, no hay agua corriente, si te olvidas de cargar el móvil estás incomunicado... Entonces, si se dan las circunstancias, puedes estar viviendo las condiciones del siglo XIX en pleno siglo XXI y a la vista de todo el mundo. Hay muy pocos sitios en España que estén tan cerca de los núcleos poblados que puedan decir algo así. Por eso era el escenario perfecto para contar esta historia, ya iba con la historia en la cabeza, pero de repente me di cuenta que allí encajaba toda la perfección.

Hace poco hiciste una entrevista en El Faro de Vigo en la que asegurabas que te habías dado cuenta en Ons que necesitamos bajar varios puntos las revoluciones y aprender otra vez a respirar. ¿Hemos olvidado demasiado pronto aquellas promesas del confinamiento?
Totalmente, y lo digo por experiencia personal. Como decía en esa entrevista, cuando llegué a la isla me di cuenta que yo iba mucho más rápido que todo el mundo allí, solo al cabo de 4 o 5 días empecé a bajar vueltas, a vivir de una manera más pausada, de repente me estaba encontrando muy bien, dormía mejor, era una sensación increíble. Claro, cuando volví a tierra firme aquello era espantoso, de repente todo el mundo iba rapidísimo y a mí no entendía absolutamente nada. Es verdad que vamos muy acelerados y que todas aquellas promesas que nos hicimos como que de esta vamos a salir mejores o vamos a cambiar el mundo, se nos han quedado en gran medida por el camino. Nos vendría muy bien hacer las cosas un poco más despacio, estamos en una carrera enloquecida, deberíamos ser capaces de hacer las cosas a un ritmo más humano. Ahora que se habla tanto de salud mental, te das cuenta que cuando bajas esas pulsaciones, de repente sacas mucha bruma en la cabeza.

Esa espiral de tensiones y de rivalidades vecinales que se palpa en la novela, ¿era absolutamente imprescindible ubicarlo en un contexto rural? ¿Crees que hubiese funcionado igual en una ciudad?
Quizás sí, pero no, creo que eso funciona mejor en un entorno rural, porque al final todas las sociedades rurales se parecen entre sí, da igual que sean de Galicia, Castilla-La Mancha, Asturias o Andalucía, todas tienen una serie de tradiciones, son en general bastante conservadoras, y hay determinadas rencillas que hunden sus raíces en el tiempo. A veces hay familias que no se hablan y no saben muy bien por qué, la rivalidad surgió hace tanto tiempo que se han olvidado cuál ese motivo. Esas rivalidades enquistadas se alimentan del roce diario. En una ciudad es más complicado. En una ciudad te cruzas con miles de personas al día, totalmente desconocidas, y si no quieres cruzarte con alguien que te cae mal, lo puedes evitar; en una pequeña aldea, en un pequeño pueblo rural, eso es casi inevitable. Ese roce continuo es el que alimenta el resquemor y el que alimenta el odio. Entonces, en ese sentido, sí que sea una sociedad rural ayuda muchísimo a que sea mucho más real.

¿Es la venganza una fuente inagotable de historias a nivel literario?
Las emociones humanas primordiales son la fuente de toda la narración literaria: venganza, ira, amor, redención, lujuria, deseo, ambición... La lista es larga, aunque no infinita. Las emociones son las que nos caracterizan como seres humanos, son las que nos motivan a hacer las cosas, y es muy importante que las emociones estén en el eje de una novela, si no hay emociones, realmente lo que te estoy contando en una historia son peripecias, cosas que están pasando, pero todas ellas tienen que estar motivadas por emociones. Por eso es muy importante pintar muy bien esas emociones, explicarlas muy bien para que salpiquen al lector, para que se sienta empapado por ellas y para que se sienta involucrado a su vez en esas emociones y tome partido. Si no lo haces así, puedes hacer una novela que a nivel formal sea muy entretenida, porque están pasando muchas cosas, pero que al acabarla te ha pasado por encima, te ha dejado exactamente igual, no te ha emocionado.

La venganza, como preguntabas, es una de esas emociones. En este caso la venganza es un motor poderosísimo que va a ser el que mueva a muchas de las acciones que van a tener lugar en 'Cuando la tormenta pase'.


Uno de los enclaves que más llama la atención es ese Agujero del Infierno. Además de ser un accidente geográfico, ¿también representa todos esos peligros a los que nos asomamos como seres humanos?
El Agujero del Infierno es un sitio telúrico, especial. Como vivo en Galicia, cada vez que escribo me gusta traer uno de esos sitios al presente para que lo conozca la gente. Es una profunda fosa pegada a la costa que está comunicada por el mar por un túnel, el mar entra en el fondo y retumba desde abajo. Es un sitio realmente impresionante. Los habitantes de allí decían que se oía el lamento de los muertos. Realmente los biólogos dicen que lo que son los cormoranes que anidan dentro del agujero, por lo que eso que parecen gemidos es el sonido distorsionado de sus graznidos. Es más poética la otra explicación, sin duda. Sin querer hacer 'spoilers', cuando aparece el Agujero del Infierno coincide con un momento de clímax de la novela, y es muy importante que tenga lugar en un sitio que tiene tanto significado, no solo a nivel geográfico, sino a nivel simbólico.


Has hecho mención antes a 'Apocalipsis Z', unas publicaciones con las que a lo mejor muchos lectores te empezaron a conocer. ¿En algún momento has pensado volver a recuperar esa parte de la saga?
Qué pregunta más complicada. A 'Apocalipsis Z' yo lo debo muchísimo, arranqué con esas novelas, fue las que me pusieron en este camino en el que estoy hoy. Escribí el primer libro hace 18 años, ha pasado muchísimo tiempo. Paradójicamente están más en el presente que nunca, porque este año se estrena la película basada en el primer libro en Amazon Prime Video en 192 países más territorios, algo que me explicaron y no acabo de entender muy bien. Es, como dicen los americanos, un 'blast from the past'.

Me preguntas si retomaría la trilogía, lo veo difícil y te explico por qué: han pasado 18 años, la persona que escribe esos libros y la persona que tienes sentada delante de ti, no son la misma, al igual que tú no eres la misma persona que hace 18 años. Las cosas que te gustan, que te emocionan, que te apasionan, van evolucionando con el paso del tiempo y ahora me apetece contar otro tipo de historias. De hecho, yo siempre me refiero a esas tres novelas y al par siguiente como mis novelas prehistóricas., entonces me apetecía hacer otro tipo de cosas e incluso tenía otro tipo de lectores que algunos sí que me han seguido y otros pues habrán quedado por el camino. Entonces, la respuesta corta es no, porque aparte creo que la historia ya está contada, la respuesta más compleja es quién sabe, nunca puedes cerrar por completo una puerta, en mi cabeza estaría la manera de seguir esa historia, pero ahora mismo no forma parte de mis planes.

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