El artista madrileño Gonzalo presenta la nueva versión de uno de sus temas más célebres, ‘Quién piensa en ti’, en un momento duro a nivel personal. Actuará en el festival Generación Tocata el 21 de junio en el Olímpic de Badalona

Gonzalo:
“El deseo de estar encima de un escenario me hace sentir sano y vivo”
Es posible que usted haya leído el titular que encabeza este artículo y pueda pensar que está ante una manida expresión de un artista musical. Sin embargo, como casi todo en la vida, la declaración cobra otro sentido cuando se pone en contexto. Gonzalo nos detalla el momento que atraviesa, tanto en el ámbito personal como en el profesional
La primera pregunta no es sólo mera cortesía: ¿cómo estás?
Estoy muy bien, tengo muchísima energía, con muchas ganas, me retiré de cantar hace muchos años, porque me dediqué a producir, vivo retirado en Mallorca, me he cansado de pasear por la playa, de estar con mis hijas y dedicarles todo el tiempo, así que he decidido que quería volver a cantar. Por eso he hecho una versión de ‘Quién piensa en ti’, también a raíz de un problema de salud que he tenido justo hace un año. El 26 de mayo de 2024 me diagnosticaron un sarcoma y me he puesto las pilas, estoy luchando por mi salud y en eso me surgió la idea de por qué no hacer otra vez ‘Quién piensa en ti’. Cuando llegas a este punto realmente te das cuenta de que solamente hay un protocolo que siguen los médicos y tú eres un número más, ya está, pero realmente quién piensa en ti, quién te mira a los ojos, quién te escucha. Todo es una maquinaria, pero yo soy Gonzalo Fernández Benavides y quiero darme importancia a mí mismo porque la tengo, igual que cada uno tenemos nuestra propia importancia. Por eso he vuelto a grabar otra vez esta canción, porque realmente te preguntas quién piensa realmente en ti, si no eres solamente un número más y un protocolo.
¿Cómo estás viviendo todo este proceso?
Para mí ha sido una oportunidad para aprender, las cosas malas o las cosas duras tienen su parte positiva y es que aprendes, te haces más fuerte. Te voy a contar una anécdota de un artista muy famoso al cual le di unas canciones mías cuando yo estaba empezando para que me produjera un disco. Lejos de ello, lo que hizo fue robarme una canción que al poco tiempo salió cantada por él. En lugar de hundirme, lo que pensé es “Gonzalo, pues tan mal no debes de componer cuando alguien tan importante como este te quita una canción”. Con esto pasa lo mismo, cuando te descubren un tumor al principio te asustas muchísimo, te entra un gran miedo a la muerte, pero luego te convences para luchar e informarte sobre clínicas y médicos que puedes visitar para que te den una segunda opinión. Incluso he mandado una biopsia a un hospital de Israel, donde me han dicho que el único tratamiento que tienen es cirugía y radio. Sin embargo hay otros especialistas que me han asegurado que se pueden intentar otras cosas. Es lo que estoy intentando, estoy luchando, manteniendo el ánimo arriba, por supuesto he tenido que cambiar de alimentación, me he quitado el azúcar, el gluten, el pan, la pasta, vigilar muchísimo a los hidratos de carbono porque el cuerpo los convierte en azúcar... Es decir tienes casi que convertirte en una especie de ‘coach’ médico de ti mismo. En medio de todo esto estoy trabajando, haciendo promoción, porque me lleva a otro sitio diferente, lleno de salud y de energía relacionado con el deseo de volver a cantar y estar encima de un escenario. Eso me da mucha energía y me hace sentir sano y vivo.
Imagino que ese motor de tu ilusión también lo está alimentando el hecho de volver a reencontrarte con esta canción y de salir de gira con Generación Tocata.
Sí, Generación Tocata para mí ha sido también un revulsivo muy importante porque estar al lado de Bonnie M, de Iván, de Fiordaliso, La Guardia, Danza Invisible... salimos allí, nos lo pasamos genial, ves a 4.000 o 5.000 personas y encima te pagan, así que es todo una orgía para los sentidos. Durante 10 minutos se te olvida que tienes un tumor y que eres una persona con la espada de Damocles encima de la cabeza, y eso es muy bueno porque le quitas fuerza al tumor.
‘Quién piensa en ti’ es una canción que marcó tu trayectoria, pero, ¿cómo ha sido el reencuentro para hacer esta versión? ¿Muchos recuerdos?
Es una canción que compuse cuando estaba con las manos en los bolsillos y mirando al suelo, vivía en la calle Alcalde López Casero, tenía dos hijos, había tenido un éxito muy grande con ‘Bellísimo, pero cuando volví de la mili de mí no se acordaba ni el Tato. Caminando por la calle me vino a la cabeza me vino la letra. Ahora mismo, pasados 43 años, me siento en una situación un poco parecida, en el sentido de que me gustaría encontrar realmente que los médicos personalizaran y me dieran la atención y el tiempo debido para hacer un estudio del problema de salud que tengo. Por eso me pregunto quién piensa en ti, una vez más, porque no eres más que el siguiente, cada año enferman 300.000 personas de cáncer en España, así que formas parte de una estadística. La mayoría de la gente lo que hace es ponerse en mano de los médicos, yo lo he hecho en parte, pero decidí trabajar con una clínica que está en Valencia, Mediterránea Médica, donde me he encontrado un doctor, Josep Carbonell, un médico que me ha insistido hasta la saciedad en que tenía que operarme y recibir radioterapia, pero al decirle que quería probar otra cosa me ha hablado de la hipertermia, de la vitamina C, de la ozonoterapia.... estamos probando con otro tipo de terapias alternativas que me están ayudando muchísimo. Ahora voy a probar, además, con la protonterapia en la Clínica Universidad de Navarra. Estoy seguro de que voy a poder vencer a la enfermedad. Solamente hay un 1% de los cánceres que son sarcomas, entonces se le dedica muy poca investigación, los laboratorios no trabajan sobre ello porque no da dinero, no somos suficientes enfermos como para hacer un estudio, lo tienen un poco abandonado, es una enfermedad rara. Por eso he decidido darle visibilidad, pienso informar sobre los pasos que estoy siguiendo porque, a lo mejor, les sirve para algo. Eso sí, lo estoy haciendo por mi cuenta, pagando el tratamiento, porque la seguridad social, si no sigues el protocolo, no te ayuda ni nada. Me he salido del redil, pero siempre me he caracterizado por ser un poco la oveja negra.
Sobre esa experiencia vivida con el olvido tras ‘Bellísimo’, ¿es ingrato el mundo de la música?
En España, muchísimo, hay países como Estados Unidos o como Francia donde sus estrellas siguen haciendo giras y son respetados. Aquí en España tienes un éxito y si te he visto no me acuerdo, te puedo dar una larga lista de nombres que tuvieron éxitos y no están viviendo de la música. En España la música es casi de usar y tirar.
Has sido artista con tus propias canciones pero, además, en los años 90 decidiste volcarte más en las facetas de compositor y productor. ¿Cuál de estas partes has disfrutado más?
Como productor disfruté muchísimo porque el éxito fue instantáneo. Con Javier Álvarez vendí 150 mil copias y fue un pelotazo, dio origen a todo el movimiento de cantautores del Retiro, puso de moda a Libertad 8, que estaba muerto. Un día fui a ver a Pedro Guerra y no había nadie; al poco tiempo llevé a Javier Álvarez y lo llenamos. Poco a poco, Libertad 8 se convirtió en el templo de la música de cantautores, hay testigos que pueden dar fe de lo que estoy diciendo. Realmente disfruté mucho como productor y como manager. Después de Javier Álvarez vino Ella Baila Sola, Las Hijas del Sol, Guaraná con ‘La casa de Inés’... tuve un montón de éxitos, fueron 10 años apoteósicos, maravillosos, lo disfruté mucho.
¿Qué sentiste al ver por primera vez a Javier Álvarez?
En ese momento sentí que me sonaba a Silvio Rodríguez pero que, sin embargo, tenía el feeling de Tracy Chapman cantando. Iba con mi chica montando en bicicleta por el parque del Retiro, un domingo y había ahí 200 personas mirando a Javier Álvarez como si fuera Dios. Fui a hablar con él y le propuse grabar un disco; se echó a reír. Tardamos un año y medio, no fue una cosa fácil, se lo llevé a Virgin, a RCA, a CBS.... hasta que un ejecutivo, Carlos San Martín, de la compañía discográfica Hispavox que me dio la oportunidad de producir un disco por primera vez. Me dio el dinero para hacer el disco, lo grabamos el disco y lo demás es historia: 150.000 discos de ‘La edad del porvenir’ y el nacimiento de toda una escuela nueva de cantautores, como Tontxu o Rosana. En aquel momento había cosas que contar, igual que ahora hay muchas cosas que decir, están pasando muchas cosas como para no contarlas, alguien debería hacerlo.
‘Bellísimo’ es una canción que hace gala de un hombre objeto. ¿Cómo crees que sería recibida una canción así ahora, en pleno 2025, si se lanzara de nuevo?
Creo que como fue recibida en aquel momento, con sorpresa. Era la primera canción que un tío cantaba sobre un hombre objeto, estamos todo el tiempo hablando de la cosificación de la mujer, pero qué podemos decir de la cosificación del hombre, estamos desnudos en todas las marquesinas anunciando colonias y lo único que se ven son cuerpos llenos de tabletas que es imposible de reproducir. ‘Bellísimo’ viene a retratar la historia de alguien que solamente es deseado por su cuerpo y paseado por la calle como un perrito. Creo que hoy en día sería recibida de la misma forma. En aquel momento yo era un icono gay, me acuerdo que en todos los bares de Chueca sonaba la canción y muchos artistas hacían grandes ‘performance’ de este tema.
A veces cuando miramos al pasado para preguntarnos qué habría pasado si hubiéramos hecho determinadas cosas. ¿Haces mucho ese ejercicio de imaginación con tu carrera musical?
Lo que me he preguntado más de una vez es: ¿y si no le hubiera mandado la mierda al director de la compañía discográfica con la que trabajaba? Tras hacerlo, me tuvo tres años mirando a la pared y sin sacarme un disco, eso hundió mi carrera. Eso no se puede decir. Es lo mismo que enfrentarte a una persona con una pistola y tú con las manos vacías, por mucho genio que tengas, no tienes nada que hacer. Muchas veces es mucho mejor, más inteligente y más sabio callarte la boca. El tiempo pone las cosas en su sitio, toca esperar y no sacar la mala leche ni el orgullo. Si volviera al pasado, no lo haría, no le diría esto a Ramón Crespo, que fue el director de la compañía al que yo le dije esas palabritas. Él no podía hacer otra cosa, retiró una canción del mercado, ‘El amor nuestro de cada día’, me enfrenté al director de la compañía discográfica y me tuvo tres años sin sacar un disco. Tuve que pedir la carta de libertad y marcharme. Ahora no lo haría, me arrepiento de haberlo hecho