Personajes

Eladio y Los Seres Queridos:

“Si lo hubiéramos petado y ganado mucho dinero, quizás la banda sería otra”

El grupo gallego sigue recogiendo buenas críticas de la mano de ‘BSO 2005-2025’, donde repasa lo mejor de su repertorio. El 22 de enero actuará en Inverfest

La claqueta marcó el comienzo hace 20 años, pero lejos de detenerse, la película de Eladio y Los Seres Queridos sigue acumulando secuencias. La penúltima llegaba de la mano de ‘BSO 2005-2025’, un disco grabado en directo que veía la luz a finales del mes de mayo.

A finales de mayo publicaban el disco’ BSO 2005–2025’. ¿Cómo surgió la idea de un disco así?
Llevaba años sobrevolando. Mucha gente nos decía que, como tenemos fans en el ‘star system’, estaría bien hacer un directo con invitados, porque así darían lustre a las canciones, llegarían más, quizás nos descubriría un público nuevo... Siempre estaba esa idea. Llegamos a un punto en el que, después de tantos discos, hacer otro álbum con tres canciones nuevas y seguir igual no tenía sentido. Incluso pensamos en hacer un disco de rarezas, algo en plan auto-homenaje. Teníamos echado el ojo a Amaral, que sabíamos que le había encantado ‘Non quero perderte’ desde siempre, con Vega sabíamos que también podíamos contar, así que alrededor de ellas dos y de Pucho lo fuimos encajando. A partir de su disponibilidad armamos un plan de grabación de tres días. Con suerte, todo salió perfecto, tal y como lo habíamos planteado.

Decidieron dejar el corte en 16 canciones. ¿Fue difícil hacer esa selección? ¿Se han quedado muchas fuera?
Sí, quedaron canciones fuera. Por el método de grabación, no teníamos tiempo a dar una vuelta a cosas que no tocáramos habitualmente, necesitábamos ir a tocar y que todo saliera a la primera, sin apenas preproducción. Primero hicimos una lista muy larga, pero luego cogimos un repertorio reciente, ajustamos dos o tres cosas y poco más. Es bastante fiel a cómo sonamos en un concierto actual.

¿Las colaboraciones se eligieron por afinidad de los invitados con las canciones?
En general sí. Amaral tenía clarísimo qué quería cantar. Con Fillas de Cassandra buscábamos un tema con coros cruzados, y ellas trabajan muy bien haciendo voces; con Vega ya habíamos muchas cosas antes, como ‘Viviendo con miedo’, pero me apetecía que hiciera ‘El norte’, porque me gustaba la idea de que ella es del sur y venía hacia el norte. Y con Pucho, es una canción que me quedaba un poco alta, así que él, que tiene ese registro, lo iba a hacer bien. Además, me evocaba a nuestra época teloneando a Vetusta Morla, cuando ese tema cerraba los conciertos. Pero realmente todo se articuló alrededor de Amaral.

Revisar las canciones de un repertorio siempre supone un ejercicio de nostalgia. ¿Se puede decir que, en líneas generales, sus temas han envejecido bien?
Creo que sí. Es una de las cosas positivas que tenemos. Como grupo nunca estuvimos demasiado metidos en una corriente concreta. Es algo que dicen mucho los grupos, pero en nuestro caso era real, recuerdo revistas de indie que nos nos reseñaban y tampoco estábamos, para nada, en el circuito mainstream. Nuestro segundo productor me dijo que teníamos un discurso propio y que, cuando un grupo tiene su brillo propio, no se puede apagar tan fácil, incluso puede iluminar a otros. Es un valor que tenemos. Hay muchas en ‘BSO’ que son del primer álbum, se mantienen intactas en letra y estructura; solo cambia la producción, pero no tanto por el paso del tiempo sino porque ahora lo hacemos nosotros y es en directo. Las que no envejecieron bien simplemente las dejamos atrás. En general, siempre podemos recuperar canciones, incluso nos hemos planteado hacer un directo con canciones que nunca tocamos, y estaría guay.

Después de dos décadas de trayectoria, ¿ha cambiado mucho la forma de trabajo?
Muchísimo. En la composición no ha cambiado tanto, pero sí en las herramientas, al principio usaba máquinas digitales, incluso en el primero disco no usé ordenador. Lo que sí ha cambiado mucho es la forma de trabajar con el grupo, ensayábamos casi a diario por pasar el rato, como colegas: hablábamos, veíamos vídeos, comentábamos la actualidad... era un grupo más de colegas. A partir de cierto momento, la gente empezó a tener hijos y trabajos más exigentes en cuanto a horarios, así que ahora ensayamos cada 15 días, pero dos horas muy intensas, es todo mucho más efectivos, estamos más centrados, somos más músicos.

Ese brillo propio al que aludía antes, ¿cree que es la razón que explica que la banda siga adelante?
Creo que sí, aunque si lo hubiéramos petado, si hubiéramos ganado mucho dinero quizá sería distinto (ríe). Para mí hubo un punto fundamental después del tercer disco, ‘Orden invisible’, sentía que el grupo había alcanzado un gran nivel, que era un disco perfecto y estábamos con la duda de si seguir o no. Yo grabé ‘Cantares’ en casa y funcionó muy bien. Descubrimos que podíamos producir nuestros discos de forma sostenible, desde casa, sin irnos semanas fuera. Eso permitió que todo siguiera encajando.

¿Qué ha sido lo más complicado en este tiempo?
La edad, supongo, cuando la gente empieza a tener menos tiempo. La pandemia también nos pilló de lleno. Sacamos un disco el 8 de marzo de 2020; empezamos promoción en grandes medios y no salió casi nada porque el monotema del coronavirus lo absorbía todo. Muchos grupos lo dejaron tras la pandemia, creo que por ir de originales nosotros no lo hicimos. Nos llevábamos bien, no teníamos motivos para dejarlo, así que decidimos seguir a nuestro ritmo. Y cuando volvió la normalidad, de repente teníamos conciertos buenos y apareció la idea de ‘Banda Sonora Original’ como horizonte.

Recientemente hicieron ‘sold out’ en Vigo. ¿Se sienten profetas en su tierra?
Ahora un poco sí. Al principio, cuando empezamos, en 2007–2008, era muy raro, metíamos más gente fuera que dentro, en Galicia no había tanto reconocimiento. Todo cambió a raíz de ‘Cantares’. Antes, cuando no teníamos batería, podíamos ir a cualquier sitio a tocar en coche, y eso nos permitía arriesgar mucho. El ‘sold out’ de Vigo nos sorprendió un montón: la idea inicial era meter unas 400 personas y nos dimos cuenta de que la cosa podía ir mejor. Y así fue. También nuestro público ha crecido con nosotros: menos bares, más conciertos tempranos, familias...

En enero de 2026 tocarán en la Sala El Sol de Madrid. ¿Qué expectativas tienen?
El disco recrea la esencia de esos conciertos. No vamos a ir con el cuarteto de violines a todas partes, pero quería recoger el sonido del grupo tal y como es ahora mismo: sin claqueta, improvisando, uniendo temas... muy orgánico. De entrada este concierto ya va bien, notamos que hay más gente a raíz de este disco. Creo que el grupo dio un paso adelante y la gente lo percibe. No estamos ya en esa batalla sobre si durará o si se debe solo a este disco, pero tenemos la certeza de estar bastante asentados.

El público les vincula a momentos vitales muy personales.
Durante la pandemia incluso hice actuaciones privadas en casas: me pedían tocar la canción que enviaban a su pareja. Hacíamos cosas privadas que estaban bien pagadas, y eso creo que es una señal muy buena. Parejas que se conocieron con una canción nuestra y que la ponen en sus bodas, colegios que las enseñan, grupos que nos versionan... Eso para mí es muy importante.

Si estos 20 años fueran una película, ¿cómo se titularía?
Me gusta el título del primer disco, ‘Esto que tienes delante’. Incluso pensé en su respuesta: ‘Eso que dejaste atrás’. Para ‘Banda Sonora Original’ barajamos títulos como ‘Antes y después’, pero al final entendí que no era conceptual con un tema de fondo, el tema de fondo éramos nosotros y nuestra historia. Además, pensaba que la gente no lo iba a escuchar en orden, que se iban a centrar más en los vídeos con Amaral, Vega o Pucho.

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