Personajes

Ane Odriozola:

“Aunque no tenían voz, las mujeres del siglo XVI sí eran fuertes”

Después de hacerse un nombre a través de la autopublicación, la escritora presenta ‘El valle del hierro’ (N de Novela)

Normalmente, cuando una obra literaria se adentra en el siglo XVI, para ambientar la historia suele mirar más a las grandes urbes. ¿Qué te ha llevado a elegir este momento histórico concreto y además hacerlo en un ambiente que se aleja de esas grandes ciudades?
El motivo de centrarlo en el Valle del Hierro, que es así como se llama el valle, es por un milagro que cuento en el libro y que ocurrió en 1580. Lo he conocido durante toda mi vida porque, bueno, es la seña de identidad de Legazpi, la ciudad donde vivo, y me apetecía mucho contarlo. No sabía si iba a dar para una novela o no, así que me documenté bien y cuando vi que había bastante más detrás de ese milagro que lo que yo había conocido, decidí que ya no podía hacer otra cosa que escribir esta novela, sí o sí. Es verdad que parte de la novela me voy a Vitoria para diferenciar o para dejar claro esa diferencia de la que hablas, cómo se vivía en una ciudad tan frenética como Vitoria en aquella época y la vida más tranquila pues en un valle.

Conoces muy bien la zona pero, ¿ha sido difícil encontrar fuentes para la documentación?
No ha sido difícil, porque tengo la suerte de que hay muchos historiadores en la zona donde yo vivo que han hecho un trabajo espectacular. No he tenido que ir a archivos a buscar documentación y demás, porque tenemos incluso libros de la zona, de cómo era la vida de los ferrones, de cómo era el asentamiento de las ferrerías. Me ha facilitado bastante todo ese trabajo por eso mismo, porque ya ha habido unos historiadores que han hecho ese trabajo antes. Es cierto que he tenido que ir a los archivos sobre todo para leer sobre una familia, la familia de los Plazaola, que es la única familia real que aparece en la novela para consultar fechas de nacimiento, de fallecimiento, parentescos, he leído testamentos, que dan muchísima información.... Para eso sí he tenido que ir a los archivos, pero para lo demás, con el trabajo de los historiadores me lo ha facilitado mucho.

¿Hay una transmisión oral que pase de generación en generación?
Sí, la parte del milagro me ha sorprendido, porque la versión que tenía era la que conocemos todo el pueblo, un poco diferente. La versión que tenía era que en aquella época, y bueno, hasta hace no mucho, en domingos y festivos no se podía trabajar, pero los ferrones, el 3 de mayo de 1580, a pesar de ser el día de la Santa Cruz y ser sábado, como estaban de trabajo hasta arriba, decidieron ir a trabajar. En lugar de obtener la masa de 50 kilos que obtenían siempre en una tanda de seis horas, lo que obtuvieron fue una pequeña pieza de seis kilos con forma de cruz. Es decir, se saltan una norma religiosa el día de la Santa Cruz y obtienen una pieza con forma de cruz, es lógico que se echaran las manos a la cabeza y creyeran que era un castigo divino. Cuando me he puesto a documentarme, he comprobado que se asustaron tanto, cosa que yo no sabía, que echaron la cruz a la basura. Aun así, no estaban tranquilos, así que la echaron a la basura de los ferrones de Alao. Este año la cruz cumple 444 años y todos los años se saca en procesión desde la iglesia hasta la ferrería, donde varios hombres vestidos de ferrones la hacen a la recepción.

Podemos decir, entonces que esa imagen de castigo divino realmente era así, era muy potente.
Era potentísima. De hecho, se declaró milagro 53 años después porque esperaron a que los cuatro ferrones que participaron aquel día hubiesen muerto, fíjate el miedo que tenían a que hubiera represalias.

Dibujas muy bien la realidad laboral de entonces, cómo era el motor económico de la zona. ¿Era tan compleja y tan difícil la relación entre los ferrones y los carboneros como se palpa en el libro?
Según la documentación que yo he podido obtener, era muy compleja. Es verdad que en mi historia el conflicto que hay entre la familia de campesinos que yo he creado y la de ferrones es distinto, se debe a una desaparición, pero el conflicto existía desde ya desde el siglo XIV y era porque el estatus social era muy diferente. Trabajar de ferrón llevaba aparejadas unas condiciones bastante duras, pero les daba un estatus bastante alto en la sociedad, ganaban más dinero. Un campesino no dejaba de ser alguien de un estatus social menor. El enfrentamiento existía porque tanto unos como otros querían las tierras, los campesinos para labrarlas y para los pastos de los animales, pero los ferrones lo necesitaban para la leña. Para elaborar una tonelada de hierro hacen falta dos toneladas de carbón, y para dos toneladas de carbón hacen falta diez toneladas de leña. Si a eso le sumas esa diferencia social, sí, había muchos conflictos.

Una de las protagonistas es Asencia, una mujer que no se resigna a las explicaciones que lehan dado por la desaparición de su marido. ¿Querías poner de relieve que quizás la mujer no tenía un papel tan infravalorado como se nos ha llegado a contar?
Sí, muchos campesinos no se dedicaban sólo al caserío. Por ejemplo, el desaparecido, Domingo Arria, aparte de ser campesino es también carbonero. Muchos de los campesinos tenían un oficio y después el caserío. Mientras Domingo estaba en el monte haciendo carbón, la que llevaba todo en el caserío era su mujer: cuidaba de los hijos, trabajaba la huerta, iba al mercado a llevar los productos... Asencia es un personaje muy potente, refleja muy bien a todas esas matriarcas vascas, dueñas de sus casas, que son trabajadoras incansables y que han llevado el peso tanto del caserío como de la familia durante generaciones. Y sí, es una manera de decir que las mujeres de aquella época no tenían voz, pero también había mujeres fuertes, mujeres que no se resignaban.

Otra mujer muy fuerte, Jurdana, se va rebelando contra todos los inconvenientes que le va poniendo el destino. ¿Tienes constancia de que existieran casos como el de esta niña, que desaparece casi abandonada a su suerte?
No me he basado en ningún hecho real que haya encontrado en la documentación, pero no es descabellado imaginar que en una casa donde costaba alimentar a ocho hijos que te viniera otro, era muy complicado. Jurdana tiene la suerte de caer en buenas manos, porque es de origen desconocido, aunque luego en la novela se sabrá de dónde viene, termina en una cabaña cuyo propietario es Ginés, un zapatero artesano que creo que es el personaje más entrañable de toda la novela, es alguien a quien le coges un cariño tremendo, un señor viudo que adoraba a su mujer y que tras la muerte de su esposa se queda vacío casi esperando que le llegue la hora también a él. La repentina aparición de Jurdana le da vida, hace todo lo posible por protegerla. Jurdana tiene unos años muy buenos, una infancia muy feliz, pero cuando Ginés muere las horribles circunstancias que tiene que vivir hacen que termine siendo una mujer fuerte por narices. Jurdana es una superviviente.

La propia Jurdana vive un episodio repugnante con el amo de la casa en la que ella trabaja. Cuesta pensar que una mujer de su época se hubiese rebelado. ¿Quisiste poner de justicia poética?
Sí, por todas esas mujeres que han sido violadas y machacadas por los señores de la casa, yo quería que mi protagonista por lo menos pudiera responder como me gustaría que hoy en día respondiéramos nosotras. A lo mejor muchas no lo hubieran hecho, pero Jurdana lo hace, quizás también por desconocimiento, porque ella ha estado tan protegida, no ha conocido el mal, seguramente si hubiera sido una niña que viviera un montón de situaciones incómodas y penosas, a lo mejor no se hubiera atrevido, creo que se rebela por inconsciencia o porque no sabe muy bien lo que le viene.

Dejando a un lado este libro, esta no es tu primera novela, antes tenías unas autopublicadas, editadas por ti misma. ¿Cuál ha sido el cambio más sustancial en el hecho de trabajar con un sello como N de Novela?
Ha sido un cambio brutal, porque cuando autopublicas al final terminas haciendo de todo: correctora, maquetadora, ilustradora de portada, incluso de distribuidora, porque coges el coche, metes los libros en el maletero y te vas de librería en librería. Ahora hay profesionales que lo hacen por ti y encima te lo hacen de una manera impecable. El salto ha sido brutal, yo no sé si puede existir algún salto más grande como el que he dado yo, de la autopublicación a Planeta. Me está encantando trabajar así porque estoy aprendiendo un montón.

Imagino que el hecho de venir de la autopublicación donde, como bien dices, te lo tienes que trabajar todo tú misma, aprecias aún más todavía esas facilidades actuales.
Sí, sí, lo aprecias muchísimo más, porque sabes lo que cuesta encontrar la portada, lo que cuesta hasta el detalle más mínimo de tener que crear unos carteles para publicitar que tienes una presentación. También te vale para tener los pies en la tierra, porque cuando vienes de la autopublicación sabes lo difícil que es abrirte paso en este mundo.

Desde 2006 trabajas en el Ayuntamiento de Arrasate Mondragón. ¿Es difícil compaginar esa realidad profesional con la literatura?
Es muy difícil porque no sólo es el trabajo y la afición a escribir, también tengo dos hijos que son pequeños, bueno ya no tanto, ahora sí que estoy viendo un poco la luz, ya tienen 10 y 13 años. Es muy complicado, lo que hago es dormir poco porque además hay escritores que pueden escribir con ruido, en cafeterías, pero yo necesito silencio, y en mi casa silencio sólo lo hay a partir de las 10 de la noche, ahí es cuando empieza mi jornada de escritora.

La presentación del libro se hizo en Legazpi, un sitio muy especial para ti. Supongo que las emociones estarían a flor de piel.
Sí, porque además sabes que la gente va a venir, que lleva tiempo esperando tu siguiente novela, entonces es muy especial. Además, los conozco a todos, no había nadie en esa presentación que no sepa quién es. Para esta presentación preparé un vídeo de todo el recorrido, desde que empecé a escribir hasta esta novela, en el que contaba todo mi recorrido y tomó parte gente del pueblo. Les encantó. Fue una presentación como muy enfocada a Legazpi, esa presentación en otro sitio a lo mejor no habría tenido sentido, pero pensaba que tenía que ser la primera y tenía que ser así especial.

Para ir acabando, una pregunta que subyace en algún momento de la novela: ¿qué es más doloroso, que te claven un puñal o darte la vuelta y ver quién te lo ha clavado?
Estoy convencida de que lo segundo, ver quién te lo ha clavado, no tengo ninguna duda, me parece que es una frase muy apropiada para esta novela y sale al final, le da sentido a toda la historia.

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