Personajes

Cecilia Blanco:

“Solo me arrepiento de haber estado tanto tiempo en algunos proyectos”

Tras la publicación del EP ‘Ley de vida’, la artista estrena el año presentando nueva canción, ‘Tiempo’. Analiza para GENTE los grandes logros de una carrera extensa

Mientras algunos estrenaron el año con propósitos habituales como dejar de fumar o apuntarse al gimnasio, Cecilia Blanco volvía a mostrar su impronta como artista con una nueva canción, ‘Tiempo’, de la que hablamos de forma extensa en una entrevista que también repasa su amplia y polifacética trayectoria.

Empecemos por lo más reciente. A comienzos de enero veía la luz ‘Tiempo’. Esa sí que es una buena manera de empezar el año.
En este nuevo tema se puede ver mi ascendencia gaditana, aunque casi nunca he tirado de ese estilo. He hecho muchas canciones desde el año 85 y aquí sí que me sale un poquito más el quejío andaluz, pero muy medido, no me he puesto muy flamenca. ‘Tiempo’ trata sobre eso mismo, sobre el tiempo, sobre la mentira, sobre la vida... son conceptos que tanto en libros como en canciones siempre los hemos tratado la gente que creamos y escribimos. Así que habla del tiempo, de la no permanencia de las cosas, pero metiéndolo también en la historia de una relación. También nos lo hemos llevado a otro terreno, desde el estrecho de Gibraltar nos llegan tantas historias orientales, africanas, pero no sólo de Marruecos, sino de mucho más abajo. Desde ahí aparece una introducción que me apetecía mucho hacer con un duduk armenio, que te lleva a unos lugares donde no sabes muy bien cómo va a empezar el tema. Es de lo que se trataba, de entrar con un elemento sorpresa para empezar diciendo “hay colores en tu mirada, ríos, mares sin descubrir, olor a ti”.

Ahora que el single lleva unas semanas de recorrido, ¿qué valoración haces de su acogida?
Hay muchísima gente enviándome un ‘feedback’ de diferentes maneras, no solamente gente que escucha las canciones, sino compañeros de los medios y periodistas que me han entrevistado y me dicen que quizás no tiene un toque melancólico, sino al contrario, esperanzador. Como en las pinturas abstractas, y eso que esta canción, dentro de que la música es algo abstracto, es bastante concreta, está teniendo libres interpretaciones, hay un abanico ahí extraño. Otra gente me dice que con esos tonos menores sí que les resulta melancólica, evocadora de un tiempo que ya se fue. El ‘feedback’ por el momento, y sin inventarme una sola sílaba, me tiene sorprendida, porque yo he hecho muchas canciones para mí muy bonitas, y esta, que es un poquito más sencilla, o por lo menos yo lo veo así a nivel armónico y de modulaciones, no me lo esperaba, no sé por qué.

¿Crees que esta canción la podría haber compuesto la Cecilia Blanco de 20 años, con menos recorrido vital?
Puede ser. La contestación que podría darte ahora mismo es muy poliédrica, dándote por un lado la razón, pero por otro diciéndote que lo que ha ocurrido es sobre todo cuestión de oficio; si desde 1985 hasta ahora no paras de hacer tus dibujos de canciones, llega un momento en que ese oficio está ayudándote, que esas musas de las que hablan, que es tu parte intuitiva del cerebro que funciona sola, por evocación, por recuerdos, por experiencias propias y ajenas que tú reflejas en esas canciones. Me da la impresión que esta canción es quizá de las más sencillas. Sí es cierto que me ha gustado mucho toda la vida la poesía, como andaluza que soy quieras que no hay una parte muy de los paisajes, como la canción dice “un vendaval de arena del desierto”, todo lo que podrías describir y que tiene mucho que ver con las relaciones humanas. Que esta canción hace 20 años no la hubiera podido hacer, pues probablemente tengas razón, porque como la vida es una experiencia de un suma y sigue, necesitamos ese paso de los años para escribir estas cositas.

Ya en 2024 recuperabas para plataformas digitales algunos temas que había compuesto anteriormente. No es fácil encontrar a artistas comprometidos con el medio ambiente como hizo con ‘El grito mudo del mar’. ¿Qué te llevó a componer esta canción?
Enlaza un poquito con la pregunta anterior porque me has hablado de los años. Pienso que las canciones, muchas veces, o por lo menos a mí me ocurre, se gestan en una época determinada, pero no necesariamente nacen, es decir, se quedan en latencia, si tú no lo fuerzas, ya llegará el momento de ellas, porque mientras tanto te has enredado con otras. ‘El grito mudo del mar’ se gestó hace mucho tiempo, durante la Guerra del Golfo, cuando montones de pozos petrolíferos en Kuwait ardieron dejando unas imágenes de una guerra televisada, con muchísimas aves, cetáceos, tortugas, llenos de alquitrán, al que llaman oro negro, y que tuvo un gran impacto medioambiental. Muchos tuvimos que apagar la tele, era bastante insoportable de mirar. Años más tarde la fundación de Phillipe Cousteau y también una fundación maravillosa para mí, Cinco Palabras, confiaron en mí para hacer una canción solidaria. Les dije que la tenía desde hace tiempo, se la quería regalar. A partir de ahí me nombraron Embajadora de los Océanos, algo que sigo pensando que me queda grande.

Vivimos en una época de estrés constante y de música efímera. ¿Nos falta reposo al público para valorar de forma más sincera tanto la letra como las melodías de las canciones?
En este bombardeo que hay musical, un auténtico crisol, hay música de baja calidad, de mediana calidad y de mucha calidad. Pero eso, ¿quién lo valora? Esto no es un puente o un edificio hecho por un ingeniero, sino que lo hacemos los compositores, pero ese puente o edificio no se va a caer. Puedes adorar una canción que te ha llegado de alguna manera, o con la que te han bombardeado, también falta educación desde la infancia para que los papás pongan buena música a los niños, así que empieza a faltar criterio. Tengo la impresión de que a veces empieza a faltar criterio musical por parte del público, no es tanto falta de paciencia, que también, estamos bombardeados de una manera tan bestial por distintos tipos de música para hacer una criba, tanto que nos cuesta también a nosotros, a los profesionales, hacer una buena criba para saber cuál es la música que nos llega, cuál es la música que va a aportarnos algo, aquella que va a tener una experiencia para nosotros estética, intelectual, cultural, o emocional. Aunque haya una canción fea que está sonando mucho y que está metida en el tuétano de un montón de gente, no podemos decir nada, tenemos que dejar que pase. Sin rebelarse contra eso, lo que hay que hacer es intentar aportar el tipo de canciones y de historias que podamos contar que creemos que son buenas y que quedan para un futuro, porque al final la obra puede al autor, nosotros nos vamos a morir, todos, pero podemos dejar cosas bonitas, igual que puedan quedar cuadros, pinturas o danzas.

Para una artista como tú, con tantos años de recorrido, ¿sentías que ‘Ley de vida’, su primer EP, era un punto que no podía faltar en su trayectoria?
Hubo un momento en el que tuve mucha exposición al público, hace ya muchos años, y yo me escondí, lo digo ahora sin ningún tipo de complejo, me salí de una historia que me estaba agobiando mucho. Han pasado un montón de años. ‘Ley de vida’ es este EP que saqué con unas canciones más suaves, tranquilas, pero a la vez con mucha fuerza, pueden ser poesías para leer, incluso sin música, pero tampoco están compuestas con una densidad difícil de escuchar, al contrario, te lo puedes poner en el coche, en un viaje, o en casa mientras estudias. Me hacía mucha falta, muchísima falta, cuando una persona es creadora y has estado en otras lides, haciendo de coach para actores y otro tipo de trabajos interesantes, la parte compositiva acaba en un segundo plano, tiene que salir. Le di vía libre con ‘Ley de vida’ en unas canciones preciosas a las que me gustaría que la gente se asomase si le apetece.

Volviendo a ‘Tiempo’, en su letra, dentro del estribillo dice algo así como “se me ha escapado entre los dedos”. ¿Es esa sensación la que has tenido con tu carrera o has tenido tiempo de saborear todo?
El tiempo verbal no es que me ha dado tiempo, aún sigo pensando que tengo tiempo. Es cierto que igual que el recorrido de un elefante es muy largo, la vida de un ser humano se te escapa con dos chasquidos de dedos, en cuanto te entretienes más de la cuenta en algún lugar, a mí me ha pasado,he querido estar menos tiempo en algunos de los proyectos y sin querer los dilatas en el tiempo y llegas más tarde a los siguientes. Sin embargo, como todo te dota de experiencia, o no he sabido hacerlo mejor, o sencillamente me he dejado llevar por el oleaje. Esto que está ocurriendo a día de hoy en este siglo XXI, en este año 2025, es el resultado de todo lo que haya acertado y de todo lo que me haya equivocado en el pasado. En la canción de ‘Tiempo’ hay un momento en que dice “el tiempo se ha escapado entre mis dedos y no me ha dado ni tiempo” porque está hablando de una sensación con parte de la vida o con una relación con otra persona. Si al echar la vista atrás y existiera la palabra arrepentimiento, la emplearía en que ha habido algún proyecto en el que me ha quedado ocho años en vez de quedarme cuatro. Los proyectos que han copado tu atención al 100% y tu dedicación, que no te han dejado hacer cosas en paralelo, son muy absorbentes y muy desgastantes. Todo esto ocurrió siendo yo muy jovencita, una etapa en la que aprendes a experimentar la vida. Y eso es lo que he hecho yo.

Has compuesto canciones para otros artistas como Lolita, Amistades Peligrosas o El Sueño de Morfeo. ¿Qué se siente cuando tus temas ayudan a alcanzar el éxito a otros colegas?¿Se llega a sentir en parte como propio ese triunfo?
¿Por qué no? Somos todos parte de una cadena de cariños. Claro que yo aporto algo al artista al que le he compuesto esa canción, o a una serie de televisión, como ocurrió con ‘Alas al viento’, un homenaje de dos capítulos a Rocío Jurado para la que compuse bulerías, tanguillos de Cádiz, fandangos de Huelva, dos coplas... me metí ahí a componer cosas de flamenco muerta de miedo. Esa aportación, cuando tú la ofreces, tienes la sensación de satisfacción por formar parte de esa cadena, pero a la vez pienso que, como las canciones ya tienen su propio ego, han volado de mí, ya no me pertenecen, ni siquiera a la gente para la que la he compuesto, sino a la gente que las escucha.

Hablando de éxitos, ¿es el Goya de 2021 es uno de los mejores recuerdos de tu carrera?
Claro que fue una experiencia bonita, también porque estábamos en plena pandemia, pero siempre he dicho que esa noche los Goya es para los actores, aunque haya otros premios, esa noche son ellos los que se ilusionan con una situación así. Al resto, si nos dan un Goya, perfecto, al menos vale para que tú y yo lo estemos comentando hoy, pero tampoco para mucho más, yo no noto que por eso me salga más trabajo. Hice el doblaje cantado de todas las canciones de esta gallinita protagonista. Eso me da mucha satisfacción, pero recuerdo otros momentos de otro premio en Nueva York. Ahí sí tuve la sensación de placer.

Sobre ese reconocimiento en el ‘John Lennon Songwriting Contest’, ¿cómo lo viviste?
Me viene a la mente la inconsciencia que tuve en aquel momento. Enviamos la canción a Nueva York pensando que no nos iban a dar un premio tan internacional y montado por Yoko Ono. Perdí la conciencia de que en el jurado que estaba evaluando esa canción que yo enviaba estaban Liza Minnelli, Elton John, Jon Secada... Me quité complejos, estaba aquí en España pensando que me costaba sacar un disco por tener la losa de haber estado en un proyecto anterior de versiones. En Nueva York nadie me conocía, así que lo que evaluaron fue una canción. Estoy segura que el texto les debió llegar mucho al tuétano, fue una de las cosas que probablemente hizo que la canción ganara, aparte de que era muy rollo Alanis Morisette, muy rockera, con unas guitarras eléctricasmuy bestias. Que una española llevara eso allí, probablemente les sorprendió, a lo mejor fue la baza que jugamos sin darnos cuenta.

¿Saboreaste más ese éxito por el hecho de que no hubiera expectativas previas?
Puede ser que haya algo de eso. Los premios, condecoraciones o menciones de algo que yo haya hecho nunca ha sido premeditado, además, cuando se ha dado, considero que no ha sido sobre mis mejores trabajos, es algo que no puedes controlar. Por ejemplo, nos nominaron para un Goya por una película de Gracia Querejeta en la que yo colaboraba en un rap. Tengo que confesar que la canción no tenía una gran calidad, pero tuvimos que ir a la gala y vestirnos de largo por si acaso. No digo que rezara para no salir, pero sí pensé que hay muchas cosas bonitas que uno hace en la vida y, sin embargo, de repente te dan un reconocimiento por esto que no es tan interesante.

Quizás mucha gente no sepa tu larga trayectoria dentro del mundo audiovisual en doblaje, locuciones y canto. ¿Es una labor ingrata por esa falta de reconocimiento del gran público?
Yo creo que nunca es ingrata. En la música, en general, es un género sobre el que muchas veces decimos los músicos cuando estamos deprimidos en casa que está herido de muerte, porque aunque vemos que hay mucha gente teniendo éxito, nos podemos asomar a las redes y ver los talentos y los dones de tanta gente bonita desconocida que están haciendo cosas preciosas, pero luego lo que llega arriba, lo que vende, lo que está dentro de la industria, es otra cosa. Es como si hubiera un pequeño vacío de creatividad. Todos somos un cóctel de referencias, igual que Manuel de Falla, Vivaldi o Beethoven se inspiraron en otros, nos referenciamos en lo anterior que hemos vivido. Como gana dinero de sobra no lo va a hacer, pero la industria es la que debiera tener esa criba artística para decidir y para mostrar la música a la que la gente puede acceder. Por eso hay que seguir poniendo a Supertramp, Phil Collins o Peter Gabriel, igual que se sigue poniendo ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi, muchos artistas que ahora serían clásicos pero la gente más joven quizás no conozca y lo ve como algo antiguo. Contentos no estamos, la música está maltratada en muchas ocasiones, incluso en cualquier evento, ya sea ballet o cine, pero a veces la música es tan certera y bonita que vas a ver un espectáculo audiovisual que tenga que ver con el baile, el teatro o el cine. Siempre está la música cuando en realidad la música puede vivir por sí misma, no necesita el teatro, ni necesita el cine, no necesita a nadie, pero todas las otras artes sí que en muchas ocasiones necesitan apoyarse en la música, hasta una galería de arte pone música de fondo, hasta el punto de que puede malograr esa exposición o puede elevarla aún más. La música es una excelencia que todo el mundo debería cuidar, aunque lamentablemente no es así.

Hablar de Cecilia Blanco es hacerlo también de La Década Prodigiosa. ¿Cómo viviste aquel boom?
La viví cansándome y quedándome muy flaca, aunque siempre lo haya sido. El desgaste era superlativo, las giras, interminables, se mezclaban con la promoción de los discos, había que hacer más viajes para directos en radio y televisión. Luego, además, si un manager tenía el capricho de ir a otro país, había que soltar cosas en España para hacerlo. Recuerdo en una ocasión que hicimos una fecha en España, al día siguiente fuimos a Chile para regresar, en 48 horas, a hacer otra actuación en España. Todo esto lo viví con mucha excitación, con juventud en el sentido de querer disfrutar de algo para lo que siempre he servido: comunicarme con el público para dar cariño, amor y divertirnos en esa hora y pico; hacer que la gente que viene a un concierto tenga una experiencia que sienta que ha merecido la pena. Esa idea, que no he perdido en ningún momento, hacía que diera igual el lugar donde actuáramos, cada día para mí era único, me dejaba la piel. Atrapé a manos llenas un proyecto ajeno como si fuera mío y tratar de aplicar lo que sabía hacer: escribir adaptaciones al castellano, coreografías...

En estos años has tenido que enfrentarte a muchos retos y desafíos, como los cambios en la industria. ¿Cómo los ha vivido?
Tienes que sobrevivir, no solo a los cambios de la industria sino a los de tu propia vida. Una cosa muy bonita es que, al ocuparme de dar clases a actores y a gente que quiere cantar, la técnica vocal ha hecho que mantenga joven la voz, la tengo en forma, y eso ha hecho que en este trayecto haya podido hacer doblaje, el vocal coach de muchos actores... Pero para soportar todos los cambios referidos a lo que es un artista, ya sea cantante y/o compositor, solo se puede estar en dientes de sierra, con sus puntos altos y bajos. Y luego está el añadido de la vida personal, sin ir más lejos he perdido a mi madre hace poco más de un mes. La vida es apasionante, es un regalo.

Si tuvieras enfrente a una artista que ahora mismo va a empezar a dar sus primeros pasos en el mundo de la música, ¿qué consejo le darías?
Un consejo bonito: por mucho que nos digan, no olvide el objetivo que tiene el arte. Aparte de tener belleza, el arte tiene como objetivo comunicarte, trasladar la creatividad para que todos los que están a tu alrededor puedan acceder a tus composiciones, lo importante es lo que haces, la obra, no tú. No solo los artistas, todos los seres humanos debemos pelear a lo largo de nuestra vida con el ego, aunque también es nuestra identidad así que debemos gestionarlo de la mejor forma posible. A ese artista que está empezando le diría que mire más hacia adentro que hacia afuera, hay demasiadas interferencias a nivel creativo, incluso a nivel humano, hay gente que no me ha venido bien, pero también he vivido cosas con otras personas que me han aportado mucho. Que escuche mucha música de otras épocas y haga su gazpacho personal, muchos tenemos que aportar algo a nivel creativo, no somos tan importantes.

Comentarios